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EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN EL APUNTE FILOSÓFICO El principio de precaución ANGÉLICA MARÍA PARDO LÓPEZ Directora y jefe de redacción de la Revista Metroflor [email protected] M ucho se escucha mencionar últimamente el principio de precaución, por lo cual esta vez el apunte filosófico estará dedicado a este tema, pero no solamente a él. El principio de precaución es una regla de común acepta- ción que se aplica sobre todo en temas de medio ambiente y de salud pública. De acuerdo con este principio, cuando una cierta decisión tiene la potencialidad de generar consecuen- cias altamente negativas, la posición que se debe adoptar es abstenerse de tomar esa decisión. Es muy importante notar que cuando digo “potencialidad de generar consecuencias ne- gativas” me refiero a que dichas consecuencias podrían o no darse, es decir, que no hay una evidencia concluyente de que así pasaría. Sin embargo, de ocurrir, su impacto sería catas- trófico. Para que quede claro tomemos el ejemplo de la ruleta rusa, el juego que consiste en girar el tambor de un revolver cargado con tan solo una bala y tirar el gatillo en contra de uno mismo en cuanto se detenga. Aunque no es seguro que al tirar el gatillo el arma se dispare, asumir el riesgo es algo que solo podría hacer alguien demente, toda vez que la consecuen- cia que tendría la concreción del riesgo sería catastrófica. Actividades como el fracking, el consumo de alimentos modificados genéticamente y la manipulación genética de embriones humanos son ejemplos de casos en los que, por el principio de precaución, se debería evitar pasar a la acción. Lo mismo sucede con el uso de hormonas para acelerar el crecimiento del ganado, las pruebas nucleares y los xeno- trasplantes (trasplantar a humanos órganos de otros ani- males). Aunque puede llegar a no concretarse el peligro, lo prudente es no tomar el riesgo. Un paso más allá del principio de precaución está el prin- cipio de prevención, que recomienda aún más radicalmente la inacción, pues el peligro que se derivaría de llevar a cabo lo que uno se propone acarrearía, sin lugar a dudas, una con- secuencia catastrófica. Es el caso de no vacunar a los niños, talar la Amazonía, la construcción de ciertas represas, o los vertimientos de desechos en las fuentes de agua. Sobrepasa todas las reglas del sentido común hacer cosas de ese tipo. www.metroflorcolombia.com • Edición 93 Revista Metroflor 71