Disciplinas Amateur | Por Darío Musa
Juan es parte de Huracán desde 1998. Llegó para
aprender boxeo, se hizo federado de la disciplina y
hace 10 años que es entrenador. “Al principio venía
cuando podía para darle una mano a Oscar Trotta.
Después empecé con horario fijo”, cuenta el profe de
boxeo y añade: “Siempre me gustó este deporte y de
chico no me dejaban practicarlo. Me fui haciendo hin-
cha de Huracán por estar adentro del club”. te la palabra que usaba (risas). Los demás se dieron
cuenta antes que yo de lo que le pasaba a Cata. Ella es
rubia y de ojos celestes, imaginate, yo pensaba que ni
bola”. Empezaron a hablar más seguido por teléfono
porque Cata encontró la excusa de charlar sobre algu-
nas peleas. Hasta que logró dejarlo knockout: “Una vez
lo invité a andar en bicicleta por primavera y aceptó.
Ahí empezó todo”.
Catalina, diseñadora gráfica profesional, se sube al ring
hace ocho años. A los 21 comenzó en Huracán en el
turno tarde. “Por temas personales cambié el horario
y vine temprano. Ahí lo conocí a Juan y me quedé en-
trenando con él”, explica Cata y confiesa: “Pasaron un
par de meses después de eso y empezó a llamarme la
atención…”. Todavía no conviven, pero Juan está en conocimiento
de lo que come, puede ayudarla con su nutrición diaria
y con algunas lesiones que se provocan en la actividad.
Entre ellos no se permiten excepciones de ningún tipo.
“En el gimnasio es la misma exigencia y el mismo en-
trenamiento para todos. Es justo para ella y para todos
sus compañeros. Lo única excepción que tiene Cata-
lina es que le dejo usar la colección de guantes que
tengo”, explica Juan.
Se conocieron en la sede, pero se hablaban poco. Sola-
mente tenían relación de entrenador y alumna. “Nadie
me cree pero nunca hice algo de más ni nada. Entrena
mucha gente de todas las edades y géneros. Para mí
todos son iguales en el gimnasio”, reconfirma el profe
Juan y ella continúa: “Antes entrenaba y me iba a mi
casa. Después me pareció lindo quedarme hasta tarde
y trataba de irme con él”.
Juan siempre se preguntaba por qué Catalina se que-
daba tanto tiempo: “Hablando con ‘el pibe’ que vivía
conmigo me decía que yo era un tonto, por no decir-
Sin embargo, cuando hay malos momentos en la re-
lación, Cata elije cambiar el turno de entrenamiento:
“Cuando me enojo vengo a la noche a entrenar con
Pablo Rodriguez, el coordinador del deporte”.
Con respecto al futuro, ninguno de los dos se lo plan-
tea o lo piensa. “Siempre fui un tipo del día a día, de
lo cotidiano, de disfrutar. Hoy somos muy felices así.
El futuro, al igual que en el Gimnasio, no lo sabemos”,
reflexiona el entrenador.
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