Edición 13 Revista Huracán - Edición 13 | Page 21

Disciplinas Amateur | Por Darío Musa Juan es parte de Huracán desde 1998. Llegó para aprender boxeo, se hizo federado de la disciplina y hace 10 años que es entrenador. “Al principio venía cuando podía para darle una mano a Oscar Trotta. Después empecé con horario fijo”, cuenta el profe de boxeo y añade: “Siempre me gustó este deporte y de chico no me dejaban practicarlo. Me fui haciendo hin- cha de Huracán por estar adentro del club”. te la palabra que usaba (risas). Los demás se dieron cuenta antes que yo de lo que le pasaba a Cata. Ella es rubia y de ojos celestes, imaginate, yo pensaba que ni bola”. Empezaron a hablar más seguido por teléfono porque Cata encontró la excusa de charlar sobre algu- nas peleas. Hasta que logró dejarlo knockout: “Una vez lo invité a andar en bicicleta por primavera y aceptó. Ahí empezó todo”. Catalina, diseñadora gráfica profesional, se sube al ring hace ocho años. A los 21 comenzó en Huracán en el turno tarde. “Por temas personales cambié el horario y vine temprano. Ahí lo conocí a Juan y me quedé en- trenando con él”, explica Cata y confiesa: “Pasaron un par de meses después de eso y empezó a llamarme la atención…”. Todavía no conviven, pero Juan está en conocimiento de lo que come, puede ayudarla con su nutrición diaria y con algunas lesiones que se provocan en la actividad. Entre ellos no se permiten excepciones de ningún tipo. “En el gimnasio es la misma exigencia y el mismo en- trenamiento para todos. Es justo para ella y para todos sus compañeros. Lo única excepción que tiene Cata- lina es que le dejo usar la colección de guantes que tengo”, explica Juan. Se conocieron en la sede, pero se hablaban poco. Sola- mente tenían relación de entrenador y alumna. “Nadie me cree pero nunca hice algo de más ni nada. Entrena mucha gente de todas las edades y géneros. Para mí todos son iguales en el gimnasio”, reconfirma el profe Juan y ella continúa: “Antes entrenaba y me iba a mi casa. Después me pareció lindo quedarme hasta tarde y trataba de irme con él”. Juan siempre se preguntaba por qué Catalina se que- daba tanto tiempo: “Hablando con ‘el pibe’ que vivía conmigo me decía que yo era un tonto, por no decir- Sin embargo, cuando hay malos momentos en la re- lación, Cata elije cambiar el turno de entrenamiento: “Cuando me enojo vengo a la noche a entrenar con Pablo Rodriguez, el coordinador del deporte”. Con respecto al futuro, ninguno de los dos se lo plan- tea o lo piensa. “Siempre fui un tipo del día a día, de lo cotidiano, de disfrutar. Hoy somos muy felices así. El futuro, al igual que en el Gimnasio, no lo sabemos”, reflexiona el entrenador. 21