Edad Media 3 | Seite 4

Religión

Uno de los rasgos más característicos de la civilización bizantina es la importancia de la religión y del estamento eclesiástico en su ideología oficial, Iglesia y Estado, emperador y patriarca, se identificaron progresivamente, hasta el punto de que el apego a la verdadera fe (la «ortodoxia») fue un importante factor de cohesión política y social en el Imperio bizantino, lo que no impidió que surgieran numerosas corrientes heréticas.

El cristianismo primitivo tuvo un desarrollo mucho más rápido en Oriente que en Occidente. Es muy significativo el hecho de que el Concilio de Calcedonia reconociera en 451 cinco grandes patriarcados, de los cuales solo uno (Roma) era occidental; los otros cuatro (Constantinopla, Jerusalén, Alejandría y Antioquía) pertenecían al Imperio de Oriente. De todos ellos, el principal fue el Patriarcado de Constantinopla, cuya sede estaba en la capital del Imperio. Las otras tres sedes fueron separándose paulatinamente de Constantinopla, primero a causa de la herejía monofisita, duramente perseguida por varios emperadores; luego, con motivo de la invasión del islam en el siglo VII, las sedes de Alejandría, Antioquía y Jerusalén quedaron definitivamente bajo dominio musulmán.