En el área de teatro trabajamos no sólo la expresión corporal y contenidos específicos del área sino también y como elemento fundamental un aspecto que nos involucra culturalmente como es el rol del espectador. Para vivenciar dicho Rol participamos junto a los estudiantes de 3° y 6° año en una función en el teatro Real de la obra “10 minutos antes del beso”
La siguiente es la crítica realizada por una estudiante de 6° año -Magalí Bargas.-
“10 Minutos Antes Del Beso”
¿Cómo expresar con palabras aquello que muchos vivimos o que muchos vivirán y decirlo de manera que nuestros sentimientos y emociones interfieran en el mensaje?
Definitivamente es esto lo que hacen los chicos de Mandinga, su nombre expresa esa simplicidad de poder contar lo complejo. Al llegar a la sala, al tomar la ubicación, puede verse la escenografía: una mesa, sillas, un par de vasos y algo para picar, que luego comenzarían a sufrir modificaciones con el transcurso de los vaivenes de los personajes.
Una cita, una salida, la tercera para ser precisos, todavía no ha sucedido nada, nada de lo que Beto y Maricel esperan del otro, el tan ansiado y rebuscado “beso”. Beto piensa que ella es una histérica, Maricel piensa que él sólo la quiere como amiga. Los dos quieren dar un paso más y los nervios le juegan muy en contra.
La cercanía con la realidad de muchos, hace que estos personajes pudieran establecer una relación de complicidad con el publico, tan diverso que desde un niño puede experimentar la risa a partir de las exageraciones de los hechos y la llegada del tan esperado beso final, así también un adolescente, que a modo de gracia puede recordar situaciones similares o prepararse de antemano para vivirlas, obviamente que para lo intimo, ya que estas cosas para nosotros son serias y no nos gusta que se rían de nuestros temas importantes, y estos deslices a la hora de amor. Para los demás, a nosotros no nos pasan, lo cual, al ver esta obra provocan sentimientos muy movilizadores en nuestro ser.
Los adultos también pueden gozar de esta experiencia, donde renace el niño interior, con sus miedos o inseguridades y los errores que esto provoca, utilizando el recuerdo como aliado de esta forma de expresión.
La situación: la tercera cita, Beto, Maricel, un bar que en diez minutos cierra y la posibilidad de que esto no se vuelva a repetir por el solo hecho de no dar un paso más allá.
El titulo de la obra de antemano nos hace saber que el beso llegará de una u otra manera, y nos permite, simultáneamente; como espectadores, formar parte del mundo de los personajes dentro de su mente en el momento de hacernos cómplices y opinar.
A pesar de considerar la muy buena presencia de los actores en escena y el nivel de la representación por parte de “Teti” y Florencia bajo la dirección de Andrada, la obra de Apel está escrita bajo el techo de la inocencia pura, más allá de la finalidad de todos los actos y las adaptaciones de los modismos locales, etc.
Quienes se tomen un poco más en serio las cosas, consideraría que es una obra exagerada al por mayor, sin embargo, quienes todavía tienen la chispa y ese encanto por cada día enamorar y enamorarse un poquito mas del otro y hacerlo de la manera más divertida y encantadora posible y que siempre lo han hecho, aseguro que han disfrutado y sentido cada segundo de esta particular obra. Ni hablar de aquellos que todavía son niños que todavía no han experimentado la situación del primer beso; uno se los imagina frente a frente, y se imaginan lo que piensan:
* Beto solo me quiere como amiga, de seguro tiene muchas, no dará el primer paso.
* ¿Maricel, qué querés que haga para que me aceptes un beso?
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