Economía Diciembre 2013 | Page 31

Así pues, de acuerdo con el cálculo de los daños causados por la lucha armada en la economía nacional dado a conocer por José María Quirós e Memoria de estatuó (1817), las mayores perdidas fueron en el circulante ( principalmente plata, 786,000,000 de pesos), seguido de la agricultura (70,000,000), la minería(20,000,000)la industria (11,818,000). Una vez consumada la Independencia, en 1821, la crisis económica detonada con la guerra aumento por efecto del caos político y social prevaleciente a lo largo de las siguientes seis décadas. Tras el gobierno de Guadalupe Victoria (1824-1828), el único que completo su periodo desde la consumación hasta mediados del siglo XIX, “los siguientes veinte años la Republica se rigió bajo tres constituciones, veinte gobiernos y mas de cien gabinetes. Como las administraciones siguientes dieron prueba de su incapacidad para mantener el orden y proteger las vidas > < y la propiedad, el país se sumió en la anarquía. El miedo y la incertidumbre se hicieron frecuentes”, expone el historiador Jaime Rodríguez. Durante esas dos décadas , en la ahora Republica Mexicana la disolución social se hizo presente en hecho como, por ejemplo, el que exsoldados se convirtieran en bandidos que asaltaban en caminos y pueblos, afectando actividades tan importantes como el comercio. Además la guerra continúo ahora entre federalistas y centralistas, liberales y conservadores, en su lucha para alcanzar el poder e imponer sus respectivos modelos de país. Por si fuera poco, a la invasión de España (1829) siguieron la francesa (1838) y la estadounidense (1847), que culminaría esta última con la pérdida de más de la mitad del territorio nacional. El gran efecto de la inestabilidad político-social y la permanente situación bélica fue la caída en los ingresos públicos, considerablemente altos durante la época colonial, al descender en su promedio anual de 24 millones de pesos en aquella etapa a 12.5 millones en el naciente Estado mexicano, según cifras publicadas en la Memoria del Ministerio de Hacienda, 1823-1850. Este desplome en el ingreso del gobierno era un reflejo de la baja en la producción de plata, que paso en su promedio anual de 25millones de pesos a 11 millones, así como de la disminución en las exportaciones, que cayeron de 20 millones a 9.5 millones de pesos. Para reactivar la economía se requería capital. Pero éste escaseaba en virtud del colapso del sistema crediticio y la desconfianza para invertir por parte de los dueños del dinero en México debido a la situación del país. De ahí que se recurriera a prestamos e inversión externa, sin embargo no eran suficientes para contribuir a la recuperación de los sectores económicos afectados. Otro efecto de la guerra y el caos fue el desmantelamiento de industrias como la textil, con el consecuente desempleo y pobreza en las ciudades. Así también en el campo, donde la antes predominante agricultura comercial se volvió de subsistencia, impactando tantos a grandes como a pequeños propietarios. Debido a la escasa demanda de productos e insumos, amen de la inseguridad y las