dio mucho susto y le dije,
jefe ¿ cómo me va a hacer
esto? tenía solo quince días
para alistarme”, sacudía
sus manos para reflejar el
susto que sentía en el mo-
mento, “yo solo sabía co-
cinar lo que
me enseña-
ron mi mamá
y mi abuela”.
Fotografía
Joaquín Romero Martínez
Delicioso lomo saltado.
FANNY LONDOÑO
“Éramos cien participantes,
yo era la más joven, tenía
veintidós años. Yo decía,
dios mío ¿ yo que voy a ha-
cer aquí?”, se toca la cabe-
za imitando ese momento
de su vida.
“El concurso comenzó a las
siete de la mañana y a las
once de la mañana se le te-
nía que servir los platos al
público. Había mucha gen-
te y demasiados jurados.
Ese día recuerdo que hici-
mos y vendimos mucho ce-
viche peruano, uno de los
platos típicos de Lima. De
plato fuerte hicimos unos
langostinos furai. A las tres
de la tarde llamaron para
nombrar a los tres puestos
ganadores. Yo quedé en
primer lugar, fue muy emo-
cionante. Así me pude ga-
nar la
beca”, volvió a sacudir sus
manos nerviosa.
“Me fui a estudiar a Perú du-
rante tres años. Me gradué
en el Cordon Bleu. Aprendí
mucho, me enamoré de la
comida peruana”, Fanny
cuenta lo agradeci-
da que quedó con
las
perso-
nas que la
ayudaron
a crecer
en el ám-
bito labo-
ral,
“Llegué a Colombia y tra-
ba jé en los Cuscos de Me-
dellín, esa fue mi mejor
escuela. Fueron muchos re-
gaños, pero la gente confió
en mí, ganándome el cariño
de cada jefe. Llegaba como
auxiliar de un sitio y termi-
naba como jefe de cocina”.
Después de traba jar du-
rante dos años en Medellín,
Fanny fue invitada a Perei-
ra para traba jar en el que
sería uno de los restauran-
tes de gastronomía perua-
na
más conocidos de la ciudad
el restaurante actualmente
se llama Piura, antes se lla-
maba San Martín y se ven-
día muy poco, empezamos
a vender mis platos, y pasa-
mos de trescientos mil pe-
sos a setecientos cincuenta
mil pesos en dos días. El ge-
rente en ese entonces era
Didier Cardona, él no lo po-
día creer. Se fue vendiendo
cada vez más. Llegando a
tener ventas en un viernes
de cinco millones, un do-
mingo siete millones de pe-
sos”, Fanny detiene la con-
versación para tomar un
poco de café, “así empezó
todo este proceso en Perei-
ra y Piura en ese entonces
fue el mejor restaurante
peruano en Pereira. Luego
abrimos un restaurante al
frente de Sayonara, que se
llamó PerúGourmet, este
era muy lindo, precioso,
un éxito en ese entonces”,
alza una ceja y sonríe con
orgullo.
Fanny se devolvió a Perú
para seguir aprendiendo
más de esta gastronomía
y su cultura, allí se quedó
un año. Luego se devolvió a
Colombia para fundar otro
restaurante de comida pe-
ruana, “montamos Machu
Picchu en Pereira. Volví a
Medellín a traba jar con los
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