Dosis A La Carta DOSIS | Page 74

dio mucho susto y le dije, jefe ¿ cómo me va a hacer esto? tenía solo quince días para alistarme”, sacudía sus manos para reflejar el susto que sentía en el mo- mento, “yo solo sabía co- cinar lo que me enseña- ron mi mamá y mi abuela”. Fotografía Joaquín Romero Martínez Delicioso lomo saltado. FANNY LONDOÑO “Éramos cien participantes, yo era la más joven, tenía veintidós años. Yo decía, dios mío ¿ yo que voy a ha- cer aquí?”, se toca la cabe- za imitando ese momento de su vida. “El concurso comenzó a las siete de la mañana y a las once de la mañana se le te- nía que servir los platos al público. Había mucha gen- te y demasiados jurados. Ese día recuerdo que hici- mos y vendimos mucho ce- viche peruano, uno de los platos típicos de Lima. De plato fuerte hicimos unos langostinos furai. A las tres de la tarde llamaron para nombrar a los tres puestos ganadores. Yo quedé en primer lugar, fue muy emo- cionante. Así me pude ga- nar la beca”, volvió a sacudir sus manos nerviosa. “Me fui a estudiar a Perú du- rante tres años. Me gradué en el Cordon Bleu. Aprendí mucho, me enamoré de la comida peruana”, Fanny cuenta lo agradeci- da que quedó con las perso- nas que la ayudaron a crecer en el ám- bito labo- ral, “Llegué a Colombia y tra- ba jé en los Cuscos de Me- dellín, esa fue mi mejor escuela. Fueron muchos re- gaños, pero la gente confió en mí, ganándome el cariño de cada jefe. Llegaba como auxiliar de un sitio y termi- naba como jefe de cocina”. Después de traba jar du- rante dos años en Medellín, Fanny fue invitada a Perei- ra para traba jar en el que sería uno de los restauran- tes de gastronomía perua- na más conocidos de la ciudad el restaurante actualmente se llama Piura, antes se lla- maba San Martín y se ven- día muy poco, empezamos a vender mis platos, y pasa- mos de trescientos mil pe- sos a setecientos cincuenta mil pesos en dos días. El ge- rente en ese entonces era Didier Cardona, él no lo po- día creer. Se fue vendiendo cada vez más. Llegando a tener ventas en un viernes de cinco millones, un do- mingo siete millones de pe- sos”, Fanny detiene la con- versación para tomar un poco de café, “así empezó todo este proceso en Perei- ra y Piura en ese entonces fue el mejor restaurante peruano en Pereira. Luego abrimos un restaurante al frente de Sayonara, que se llamó PerúGourmet, este era muy lindo, precioso, un éxito en ese entonces”, alza una ceja y sonríe con orgullo. Fanny se devolvió a Perú para seguir aprendiendo más de esta gastronomía y su cultura, allí se quedó un año. Luego se devolvió a Colombia para fundar otro restaurante de comida pe- ruana, “montamos Machu Picchu en Pereira. Volví a Medellín a traba jar con los 75