P
A
E
L
L
A
Des-
cubrí
que llevaba
la gastronomía en las venas
cuando me pasé a vivir solo.
Empecé a combinar ingre-
dientes y construir platos
que yo mismo terminaba
poniéndole un nombre ran-
dom. Con el tiempo, el in-
terés fue aumentando más.
Invertía en libros y DVD’s de
recetas. Incluso, a la hora
de la comida por Antena 3
(un canal español) transmi-
tían un programa de coci-
na
en vivo
y
sa-
zonaba
al
son de
Karlos Arguiñano, el cual,
fue mi mayor referente.
Terminé dejando Diseño
gráfico y estudié Gastrono-
mía. Recibí críticas en de-
masía que nunca me ba ja-
ron el ánimo. Sentía que la
gastronomía SÍ era lo mío,
los instintos nunca fallan.
Me gradué en el año
2003,
en
Salamanca.
Posteriormente hice una es-
pecialización en Artes Cu-
linarias en Madrid y ejercí
la carrera allí hasta el 2012,
hasta que decidí tomar un
nuevo rumbo y fue cuando
llegué a Bogotá, una caóti-
ca ciudad que me dio unas
cuantas palizas. Mi traba-
jo no era valorado y eso
me hizo caer en mi propia
trampa. Dejé la cocina por
un par de años, mientras me
dediqué a conocer la tierra
en la que me encontraba.
En el 2017 llegué a Pereira
y encontré mi hogar en His-
pania. En la cocina de His-
pania nuestro propósito es
preparar platos llenos de
amor y un gran sello Espa-
ñol. El hecho de que sea un
restaurante exclusivamente
de comida española, no nos
impide crear nuevos platos
teniendo de base los anti-
guos. Nosotros no paramos
de aprender y experimen-
tar, cada 3 o 4 semanas nos
recomendamos un libro de
gastronomía y posterior-
mente practicamos algu-
na receta combinada con
ingredientes españoles. En
Hispania somos una fami-
lia. O bueno, por lo menos
así los veo yo, quizás ellos
me vean como un chef más.
Mi especialidad en la co-
cina es cocinar con amor
y escuchando flamenco,
lo único gitano que adop-
té de mi familia; la música.
En definitiva, mi plato fa-
vorito es el que despierta
Fotografía Luisa López
Paella de costilla de cerdo
emociones. Amo ver cómo
los clientes se saborean,
y dejan los platos tan lim-
pios que uno se cuestiona
si lavarlos o no. La verdad,
vivo por y para la cocina.
No paro de hacerlo, coci-
no todo el día y cuando
llego a casa estoy ansioso
por cocinarle a mi familia
y que al final de la cena
me digan “Eres el mejor”.
Esas pequeñas cosas son
las que me impulsan a cre-
cer cada día y no quedar-
me en mi zona de confort.
Aspiro a seguir crecien-
do como persona, como
profesional y no decep-
cionar a las personas que
siempre han creído en mí.
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