Luego, prosiguió: "En aquel momento, siempre en sueños, me eché a llorar. Pedí que se me hablase de modo que pudiera comprender, pues no alcanzaba a entender qué quería representar todo aquello. Entonces ella me puso la mano sobre la cabeza y me dijo: ‘A su debido tiempo todo lo comprenderás. Dicho esto, un ruido me despertó y desapareció la visión'".
Con el paso de los años se constataría que éste fue el primero de los 159 sueños proféticos que San Juan Bosco tuvo a lo largo de su vida, marcando el inicio de la Obra Salesiana. Como lo expresa el Padre Eliécer Sálesman en el libro "Los sueños de San Juan Bosco": "toda su vida la empleó en transformar jóvenes difíciles como fieras, en buenos cristianos como mansos corderos". Todo con la ayuda maternal de María Auxiliadora.