¿QUIÉN FUE?
Fue un alumno de san Juan Bosco, en el oratorio de san Francisco de Sales, que se propuso ser santo y murió tres semanas antes de cumplir los 15 años de edad, siendo uno de los santos no mártires más jóvenes de la Iglesia católica
Domingo Savio tenía tela de santo. Y Dios puso en su camino el sastre perfecto: san Juan Bosco, que era padre y maestro de adolescentes y jóvenes. Dios le hizo conocer a muchos. Pocos como Domingo Savio, dijo Mamá Margarita. Escribió su vida, una de las biografías “juveniles” más leídas en los últimos 150 años.
Domingo era hijo de Carlos (herrero y arregla-todo) y de Brígida (costurera). Eran pobres y cambiaban de pueblo en busca de trabajo. Por eso, Domingo vivió en tres aldeas y asistió a tres escuelas distintas. Y siempre en un ámbito geográfico cercano al de Juanito Bosco. Con 12 años llegó al Oratorio de Valdocco-Turín. Estuvo poco tiempo, dos años y medio. Más que suficiente para demostrar lo que llevaba dentro. Y todo eso entre sus 12 y sus 15 años.
Es curioso que este “santito” bueno, el hijo que toda madre quisiera tener, y que ha sido modelo de miles y miles de adolescentes que querían ser verdaderamente santos haya sido elegido por Jean-Marie Petitclerc como modelo para los chicos actuales, sobre todo, para los más complicados y difíciles. Y es que este salesiano francés ha pasado su vida en los barrios más duros de Francia, en las periferias de París y de Lyon, siempre con chicos en grave dificultad. Tanto que fue llamado a colaborar por el Ministerio de Justicia francés como experto en problemas juveniles.
¿Y por qué ha elegido a Domingo, el adolescente santo, como modelo de estos chicos difíciles? Porque Domingo era alegre, amigo de todos, se dejaba acompañar, era constructor de paz, huía del mal y del pecado, estaba atento a los débiles y enfermos, era un compañero genial… y era “santo” en los detalles de cada día con dos amigos seguros: Jesús y María.
No te quedes con la imagen amable o estereotipada de Domingo Savio. Vuelve a leer su vida con ojos nuevos: Tanto la que escribió Don Bosco, como la “nueva” de Jean-Marie Petitclerc. Domingo sigue siendo un modelo de santo adolescente y moderno. Más que nunca.
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