Primer paso: El acercamiento al animalito
Lo primero es arrimarse lentamente, con seguridad y ver cómo reacciona. Que no se violente o salga corriendo temeroso. Sentarse al lado en señal de tranquilidad es una buena idea y ver así si él mismo se va acercando por su cuenta. Si es amigable, podemos usar un pañuelo largo o algún elemento similar -algo que tengamos en ese momento o que podamos conseguir- que no lo lastime, en caso de no contar con un collar o correa. Si se trata de un animal un poco arisco, podría ser bueno pedir ayuda.
Si estamos dispuestos a llevarlo a casa, no importa si el espacio donde lo ubicaremos es pequeño, siempre va a ser más seguro y amoroso que la calle.
Una vez en casa, debemos llevarlo al lugar más seguro, donde haya menor cantidad de objetos y ruidos. Allí es necesario ofrecerle agua y comida (por ejemplo arroz con queso tibio para que el olor lo tiente).
Si esto no es una opción, podemos llevarlo a una veterinaria cercana y pedir asilo por un tiempo mientras cubrimos sus gastos y empezamos la búsqueda de una familia que pueda adoptarlo.
Chequear si es un animal perdido y darle difusión
Puedes entrar a la red local -la más conocida de tu ciudad- de animales perdidos para chequear si alguien lo está buscando o publicar su foto advirtiendo su situación. Por ejemplo, para Latinoamérica, Red Mascotera es la más efectiva y la más conocida. En caso de que encuentres a su familia, pídele que lo identifiquen para que no se vuelva a perder. Otra opción es hacer circular la foto del animalito por las redes sociales que uses, pidiendo a tus contactos que repliquen su imagen. Seguramente tu ciudad tenga un grupo en Facebook o página oficial. Allí también puedes publicar su imagen.