DIáLOGOS. Historias de vida Oct. 2013 | Page 15

La poesía que os voy a recitar, es una poesía violenta, con intriga, miedo y terror.

Trata de un chaval jóven que había sufrido una quemadura de tercer grado en toda la cara, le miraban por la calle como a un monstruo de película, nadie le quería, ni las mujeres, los hombres se reían. Los niños le insultaban, corrían de él, y le llamaban “Quemadito”.

Por su cabecita, ya deformada, se le pasan cosas como hacer daño a esas mujeres que se reían, coger a los hombres y matarles, y, respecto a los niños, matar a sus madres mientras los pequeñitos lo ven.

Por sus quemaduras ya no puede trabajar, le da asco hacerse fotos. La gente decía “excremento ahí tienes tu comida”. Los jóvenes gritaban “tú, sucio, salte de mi camino, “Quemadito”. Pero, luego, comprendio que la violencia no era una buena solución. Mejor era progresar en la vida con su deformidad y que le quisieran por lo que era, una buena persona.

"Quemadito es un chico, feito, bajito y deformadito,

las mujeres le dicen que da asquito.

Él se siente perdido, está como muerto en el olvido,

se reían, y le decían que si es un ser vivo,

y que tenia raquitismo,

parece un muerto en vez de un vivo.

La gente le juzga, le desprecian,

le toquetean la conciencia,

siente que no sirve, que se hierve,

que lo tratan como la plebe,

dice que ya no puede.

Siente que desea morir, que no necesita vivir,

si les doy asco no sé para que voy a vivir".

El Juglar