Las diferencias (en creencias, valores, lenguas, proyectos familiares y orígenes) nos ayudan a crecer y nos abren posibilidades inéditas que de otra forma no tendríamos.
El mundo actual demanda personas que sepan reconocerse en sus diferencias y generar valores compartidos.
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No es algo nuevo: la cultura siempre ha nacido y se ha enriquecido con las mezclas, y las fronteras nunca han sido impermeables.
La diversidad cultural nos brinda una oportunidad de crecimiento, tanto personal como colectivo.