Malaga-Sporting
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El partido fue de total dominio del Málaga y el resultado quedó corto gracias a la sensacional actuación del meta Juan Pablo, que salvó a los suyos de una goleada. Desde el primer minuto se vio la intensidad que planteaba el conjunto malaguista y a lo que venía el Sporting, a aguantar el 0-0 y buscar una contra o una jugada a balón parado.
Poco bagaje para un equipo que pretendía ganar y esperar otras combinaciones para salvarse.
Con el paso de los minutos comenzaron a sumarse ocasiones de gol, pero entre el meta visitante y la madera no llegaba el gol. Así hay que anotar disparos de Eliseu, Joaquín, Isco, Rondón (cabezazo del venezolano al palo en el minuto 26) y Demichelis. Pero no llegaba el tanto y la incertidumbre seguía en el ambiente.
Tras el descanso el Málaga intensificó su dominio y en los primeros cuatro minutos llegaron cuatro oportunidades de gol y a la cuarta cayó el tanto. En el minuto 49 un córner lanzado por Joaquín que cabeceó Rondón picado a la red tras ganar la posición en el salto. Fue el décimo gol del venezolano en la temporada y que pasará a la historia por ser el decisivo que dio la clasificación para la Champions League.
A partir de ese momento el Sporting se partió por dos en el campo y el choque se convirtió en un monólogo local donde Juan Pablo fue la estrella y evitó que llegara la sentencia en alguna de las muchas ocasiones que dispuso el equipo de Pellegrini. Lo más triste llegó en el minuto 89 cuando fue expulsado Isco por una segunda tarjeta amarilla muy rigurosa.
Esto coincidió con el gol del Atlético de Madrid en Villarreal, lo que dejó incertidumbre en el ambiente que disipó tras los dos minutos extras de añadido.
Ahí explotó el estadio y se desbordó la euforia contenida de una ciudad que nunca había vivido algo así. Hasta el jeque Al Thani bajó al centro del campo para ser aclamado por la grada junto a los jugadores. El Málaga es de Champions y, por contra, el Sporting es de Segunda. Los asturianos se vieron apoyados por unos 200 seguidores, una cifra ínfima ante los 30.000 que abarrotaron La Rosaleda.