Betis-Barcelona
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Fue la última, pero no la buena para Pep Guardiola, que tampoco ganó en su tercera visita al Villamarín. Un agridulce portazo en la Liga para el genio de Santpedor, víctima de los goles de Rubén Castro, hijos asimismo de la expulsión de Dani Alves, que no anda últimamente en sus cabales. Con todo el segundo tiempo en inferioridad se tambaleó el Barça, casi por los suelos hasta el descuento, con ese cabezazo de Keita para cambiar en algo los ánimos. Entre lo malo, quedó lo regular.
De madrugada, en Sevilla, dirigió Guardiola por última vez en Liga, un tostón de partido hasta la segunda amarilla de Alves, por alevosa patada a Jefferson Montero. La ventaja numérica espoleó al Betis, que en tres minutos marcó dos goles, con esa verticalidad y arrojo que le dieron efímera fama. Sin embargo, primero Messi, con un libre directo a la madera y después Keita, a centro de Montoya, amargaron a Casto. Curiosa manera de salvar los muebles.
Claro, que hubo que esperar 17 minutos para el primer remate de Leo, bastante desviado, por cierto. Y pasar la media hora hasta una de esas diagonales en las que un compañero se cruza por el centro para que él se deslice hacia la izquierda, allí donde vino a tapar Paulao. Poca cosa en Heliópolis, donde el Betis parecía más pendiente de las vacaciones.
No remató en todo el primer tiempo y además recibió el 0-1 en un saque de esquina. Desde la izquierda sirvió Xavi hacia la cabeza de Busquets, más astuto que toda la defensa verdiblanca. Notable ejemplo de la pasividad del Betis, que ni presionó ni sacó esas contras fulminantes que le dieron cierta fama. Con Beñat y Cañas en el eje para servir las carerras de Jefferson Montero, Rubén Castro y Jefferson Pereira. Al menos sobre el papel, porque en todo el primer tiempo ni un remate a los palos de Busquets.
Escaso amor propio verdiblanco, con únicamente cuatro faltas en su debe en todo el primer tiempo. Más apretaba el público, picado por los errores de Ayza Gámez, que bien pudo pitar un penalti de Piqué, y por la presencia de Alves, Adriano y Keita, ex sevillistas, para más señas. Los pitos más atronadores, para el '2', que midió siempre mal los centros y vio su primera amarilla por un agarrón sobre Montero. Algo debía de tener el extremo ecuatoriano, que al poco de regresar de la pausa, forzó la segunda, con otra carrera por la izquierda.