Diciembre2019 Berberana Diciembre 2019 269 HR | Page 16

16 | berberana | diciembre de 2019 Los recuerdos de Víctor Puelles están en Laguardia El mes pasado cumplió cien años Juantxu Martínez Víctor Puelles López de la Calle cum- plió cien años este pasado mes de noviembre, los cumplió en su casa de Vitoria, sin embargo, sus recuerdos están en su pueblo, en Laguardia. Me acerqué hasta el domicilio de Víctor Puelles y de María Oribe, de 96 años. La charla con él ya no es posible, me decían los hijos que hasta no hace mucho tiempo hubiera sido fructífera. Con ella, con la madre, la conversa- ción va y viene, pero siempre con una sonrisa y dulce mirada. Las dos hijas y el hijo me sirvieron, dicho con todo cariño, de “intérpretes”. Como le ocurrió a mucha gente de su edad Víctor y María no tuvie- ron una juventud fácil, aunque los comentarios de María van siem- pre en la línea de gratos recuerdos. Al padre de Víctor, Luis Puelles, lo hicieron desaparecer en aquellos negros años de la Guerra. Digo lo hicieron desaparecer porque fue víctima de una “saca” y nunca se ha sabido que hicieron con él. Según lo nietos, Luis Puelles “había sido alguacil y alguien se la tenía guar- dada. Él en ningún momento pensó que iban a ir a buscarlo”. A veces la vida te aguarda agazapada para dar- te otro sopapo. Algo así debió pen- sar Víctor cuando lo movilizaron de PE RTS O NA LA En Laguardia Víctor trabajó en el campo, en la Trilladora y en una Alcoholera, este último trabajo aparece en sus comentarios sueltos. Desde hace 50 años viven en Vitoria. En la capital alavesa Víctor sólo tuvo un trabajo, “llegó, se puso a trabajar en La Casera y hasta su jubilación”. forma forzosa desde el bando que le había dejado sin padre. Vivió varias batallas, como la del Ebro y la toma de Barcelona. Los hijos de Víctor me señalan que apenas les hablaba de cosas relacionadas con la Guerra, aunque una frase si repetía, “que no la paséis”. María nos trae recuerdos del no- viazgo, “nos hicimos novios porque nos gustaba bailar”, resumía. Víctor pensó en marchar a trabajar a Bar- celona, donde un amigo le buscaba trabajo. Se despidió de María, pero al día siguiente apareció, “me contó que se habia vuelto desde Lapue- bla de Labarca cuando iba andando a coger el tren en Fuenmayor. Esto ocurrió en fiestas de San Juan De- gollao”. Parece que María le intere- saba más que el trabajo en la ciudad catalana. Como María vivía en ese momento en Labastida, donde la Electra había destinado a su padre, a Víctor le tocaba hacer pierna en bicicleta, “hemos sido muy felices”, comenta María. En Laguardia Víctor trabajó en el campo, en la Trilladora y en una Alcoholera, este último trabajo apa- rece en sus comentarios sueltos. Desde hace 50 años viven en Vitoria. En la capital alavesa Víctor sólo tuvo un trabajo, “llegó, se puso a trabajar en La Casera y hasta su jubilación”. Desde hace unos meses Víctor vive en una existencia paralela, pero siempre en Laguardia. A pesar de llevar 50 años en Vitoria él habla del “Portal de Páganos”, de la huerta, de la casa de su madre, de su hermano José Luis, de su casa en la calle Pága- nos...su cuerpo está en Vitoria, pero él ha vuelto a Laguardia.