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DESPERTAR DE LA MONTAÑA, La Realidad de nuestro tiempo
La Columna
Poder de los poderes
No deja de sorprender la selección de Andrés Manuel López Obrador
del mensaje principal en la ceremonia solemne del 8 de agosto en la que
recibió la constancia de mayoría que lo acredita como presidente electo.
"El ejecutivo -dijo-- no será más el poder de los poderes, ni buscará
someter a los otros. Cada quien actuará en el ámbito de su competencia
y la suma de los trabajos respetuosos e independientes fortalecerá a la
república."
El tema es significativo porque hace mucho tiempo que la Presidencia
de la República no ha sido ya en nuestro país el poder de los poderes.
Todo lo contrario. Los poderes del ejecutivo se han deteriorado de manera
dramática, especialmente a raíz de la pérdida de la mayoría absoluta en
el Congreso por parte del partido del mandatario, lo cual ocurrió a partir
de 1997, y con el fortalecimiento de los poderes autónomos, como el
judicial, la CNDH, el INE, la Cofece, el IFT y muchos más.
Los presidentes ya no han podido hacer reformas unilaterales, como
en el pasado, o siquiera aprobar los presupuestos por sí solos. En todos
los casos han tenido que negociar con los partidos de oposición en el
Congreso. Esto ha tenido algunos aspectos positivos y otros negativos,
pero ha sido la regla en un país en que la Presidencia perdió muchos de
los poderes casi absolutos que tuvo durante los tiempos del viejo PRI.
Hoy surge el temor de un presidente que tenga nuevamente todos los
poderes. Esto se debe al hecho de que López Obrador no solo obtuvo el
triunfo en la elección presidencial del 1ro de julio, sino que su partido
Morena y sus aliados de la Coalición Juntos Haremos Historia
consiguieron la mayoría absoluta en las dos cámaras del Congreso.
El mensaje de López Obrador en la sede del Tribunal Electoral busca
tranquilizar a simpatizantes y opositores y decirles que no abusará de
esas mayorías absolutas que le han dado los electores. Es un mensaje
que se agradece, pero que habrá que recordar constantemente a lo
largo del próximo sexenio. La experiencia nos dice que los presidentes
con poderes absolutos han estado dispuestos a respetar las voces
disidentes en condiciones normales, pero no cuando enfrentan
situaciones de crisis. Recordemos cómo José López Portillo estatizó la
banca en 1982;pero cuando los dueños de los bancos señalaron que
acudirían a juicios de amparo, simplemente ordenó a los diputados y
senadores que cambiaran de inmediato la Constitución.
López Obrador no es, por supuesto, López Portillo. Si bien empezó
su carrera política dentro del PRI, lleva décadas militando en partidos de
oposición donde ha conocido la derrota en muchas ocasiones… y la
derrota es siempre mejor maestra que la victoria, sobre todo porque
enseña a actuar con humildad.
Si bien el proceso de transición ya ha empezado de alguna manera,
las actividades formales no podían comenzar sino a partir del
reconocimiento de López Obrador como presidente electo. La reunión
de este jueves 9 de agosto entre el presidente electo y el presidente de
la república en Palacio Nacional es de alguna manera el banderazo oficial
de la transición.
Hasta este momento hemos tenido una transición ejemplar, la cual
comenzó con el reconocimiento de los partidos perdedores y del
presidente Enrique Peña Nieto del triunfo de López Obrador a pesar de
que estaba todavía fresco en el ánimo de la clase política el rencor de la
campaña. Esperemos que así continúe el proceso para el bien no sólo
del próximo gobierno sino del país entero.
LECTURA POLÍTICA
N OÉ M ONDRAGÓN N ORATO
Paz política: ¿antesala de la delictiva?
El gobernador Héctor Astudillo
Flores, apareció por momentos más
flexible. Hasta conciliador. Por una
parte y en sus informes regionales,
prometió apoyar a los alcaldes de
Tierra Caliente, para el pago de
aguinaldos. Luego, concedió lo
mismo para los alcaldes de la Costa
Chica y anticipó apoyos para esa
región "en todo lo que resta de su
mandato". Y para no soltar del todo
a la alcaldesa morenista de
Acapulco, Adela Román Ocampo,
reveló "una línea de investigación
fuerte" por el homicidio de la
oftalmóloga Reyna Valenzo Pérez,
quien fue asesinada la tarde del
pasado viernes en Acapulco. Y de
ahí se abre lo demás.
El gobernador parece por fin,
haber evaluado que, sin una
iniciativa gubernamental tendiente a
generar un proceso de paz con la
clase
política
guerrerense,
difícilmente logrará los acuerdos
para enfrentar con determinación los
embates de la violencia y la
inseguridad, atribuibles a la irrupción
constante del crimen organizado. Y
menos ahora que tendrá que remar
contra la corriente, con un gobierno
federal ajeno al PRI. Hay que ubicar
cuando menos tres contextos de lo
anterior: 1.- Dentro del PRD, la tribu
Nueva Mayoría (NM) decidió
"tomarle la palabra al gobernador" en
lo referente a su postura en el
sentido de que "hemos tenido
problemas mayores que cualquier
pleito político, y me he concentrado
en resolver muchos problemas para
que este pueblo siga adelante, que
andarme peleando con los políticos".
El mensaje político conciliador llegó
directo del exalcalde porteño, Evodio
Velázquez Aguirre, con quien el
mandatario estatal no tuvo durante
todo su trienio, una relación de
buenos entendimientos. Sino de
asperidad y lejanía. "Esta expresión
política coincide con usted y le
manifiesta que en nosotros
encontrará un aliado permanente
para construir una mejor condición
de vida de los guerrerenses" sostuvo
en ruidoso desplegado publicado en
algunos medios impresos, dicha
tribu perredista. De alguna forma,
Evodio y NM, reconocieron la
jerarquía y el control político del
gobernador. Y decidieron andar el
camino de la reconciliación. Falta
que Astudillo responda. 2.- Esta
misma situación está lejos de operar
con el presidente de la Junta de
Coordinación Política del Congreso
local, Pablo Amílcar Sandoval
Ballesteros, un personaje que,
siguiendo las instrucciones políticas
de AMLO va a generar en el futuro,
acercamientos políticos simulados
con el mandatario estatal tricolor.
Porque si la consigna es acabar con
la corrupción, en el gabinete estatal
y algunas dependencias que se
favorecen con el subsidio estatal,
hay mucha. La prueba de fuego será
la aprobación del presupuesto de
Egresos en diciembre próximo. 3.-
Si la paz política no llega, la delictiva
tampoco. Cuatro ejemplos son
elocuentes al respecto: en el
municipio de Tlapa, los Policías
Comunitarios agrupados en la
UPOEG, insisten en mantenerse en
la plaza, contraviniendo la decisión
del alcalde morenista Dionicio
Pichardo García. Y el edil del
municipio de Coahuayutla, el
también morenista Rafael Martínez
Ramírez, alega que un grupo
delictivo tiene asolado el municipio.
Se van los estatales y federales y se
apoderan del pueblo. Lo mismo
ocurre en el corredor Xochipala-
Tlacotepec, donde los grupos del
crimen organizado impusieron su
ley. Y finalmente, el municipio de
Petatlán y su zona serrana arden por
la intromisión de varios grupos de la
delincuencia organizada que se
disputan ese territorio. Las
preguntas inevitables son dos:
¿Logrará el gobernador con una
presumible paz política, incidir para
empujar una paz común para todos
los guerrerenses y negada hasta
hoy? ¿O se tendrá que seguir el
camino de una paz forzada por los
eventos violentos sistemáticos?