DESCARTES DESCARTES. SANTA CLARA | Page 22

nuestros sentidos( que antes repudiamos), así como en nuestra capacidad racional, sobre todo de aquellas ideas que se nos presenten con claridad y distinción en la mente.
No dudamos, tras la primera certeza del cogito, de que tenemos ideas, y también que éstas las podemos clasificar y“ observar” en nuestra mente. Para Descartes, ya podemos rechazar los anteriores motivos de duda. Ya no tiene sentido hablar de genio maligno, pues“ está claro” que Dios existe y que es bueno y que nos ha creado con una razón capaz de conocer la certeza, con claridad, distinción y evidencia, las cosas, sobre todas las ideas de nuestra conciencia. Está claro finalmente que el propio pensar del sujeto, es la primer e indubitable certeza.
3.6. Comparaciones con otros filósofos.
Las similitudes entre Descartes y Platon son considerables. Para empezar tanto el platonismo como el racionalismo despreciaron los conocimientos obtenidos por vía de los sentidos, Descartes no los consideraba fiables por considerarlos engañadores, tal consideración se encierra dentro de la deriva de su duda metódica. Para Platón en una misma línea considera el mundo de lo real como aparente y como reflejo del mundo de las ideas que es donde reside realmente la realidad. Además los conocimientos obtenidos por los sentidos tienen la categoría de conjetura( eikasia) dentro del mito de la línea del propio Platón.
Finalmente otra similitud fundamental sería el dualismo de ambos autores, un primer autor es dualista distinguiendo el mundo de las ideas y el mundo de lo sensible y el segundo distingue entre la res cogitans y la res extensa, en este sentido continúan una misma línea ontológica.
En cuanto a la relación de Descartes con Aristóteles, es importante considerar que tienen un lenguaje en ocasiones similar pero que cada uno tiene una tendencia ontológica distinta uno más ligado a los sentidos y otro más ligado a as ideas. No obstante, la diferencia más clara entre los dos estriba en que Aristóteles explicaba el movimiento de los objetos mediante la causa final, es decir un argumento finalista y Descartes abandona totalmente este tipo de causa y se centra exclusivamente en la causa eficiente, en este sentido Descartes esta dentro del pensamiento moderno ya que por ejemplo Newton y Galileo mantienen los mismos planteamientos acerca de la causa eficiente.
En lo que se refiere a la demostración de Dios en este sentido Descartes será un continuista de San Anselmo al optar por una demostración a priori y rupturista con respecto a St. Tomas de Aquino ya que este mantenía la demostración de la existencia de Dios mediante las 5 vías que son a posteriori. Finalmente Descartes también es continuista con la teoría del sujeto de San Agustín, no obstante la filosofía de Descartes es lo suficientemente importante como para marcar tendencias e influencias propias, aunque sea innegable ciertas confluencias con autores anteriores.
Finalmente, como se ha podido constatar a lo largo de las explicaciones la controversia entre el racionalismo y el empirismo ha sido muy importante a lo largo de todo el siglo XVII. No obstante obviando muchos aspectos de dicha controversia constatar que las líneas ontológicas seguidas por cada escuela son claramente opuestas. El racionalismo sitúa el núcleo de su filosofía en las ideas innatas incondicionadas y existentes por sí, y por otro lado la escuela empirista sitúa el núcleo de su filosofía en lo empírico, en la realidad de la experiencia. Evidentemente son dos escuelas contradictorias cuyos planteamientos enfrentados se verán superados y asumidos por el criticismo trascendental de I. Kant en una síntesis dialéctica trascendental que será fundamental en la historia de la filosofía occidental.
También podríamos tener en cuenta las relaciones con otros filósofos en función de un área concreta de la filosofía de Descartes. Nos estamos refiriendo más concretamente al cogito y sus antecedentes filosóficos.
Descartes no tiene, ciertamente, originalidad en haber señalado el cogito como hecho de conciencia primario, cierto e indubitable. Antes que él, lo habían expresado en fórmulas casi idénticas otros pensadores y precisamente en el mismo sentido. Por ejemplo, Aristóteles lo expresara de este modo;“ Hay en nosotros algo que siente que nosotros desplegamos nuestra fuerza; por eso podemos sentir que sentimos, e igualmente pensar que pensamos; ahora bien, por el hecho mismo de que sentimos o pensamos, existimos”. Más tarde será San Agustín el que se refiera a este estatuto de existencia del siguiente modo;“¿ Quién duda que vive, recuerda, entiende, quiere, piensa, conoce y juzga?; puesto que, si duda vive; si duda, sabe que no sabe; si duda, juzga que no convienen asentir temerariamente. Y aunque duda de todas las demás cosas, de estás jamás debe dudar; porque, sino existiesen, sería imposible la duda”.
Una vez dicho esto, aunque Descartes no parece original en su planteamiento, si lo es en cuanto que no se contenta con afirmar el cogito como hecho de conciencia, sino que pretende tomarlo como primer principio y