Lo primero que tienes que entender es lo que causa cualquier
sentimiento o “estado” que es como lo vamos a llamar.
Para experimentar un sentimiento o un estado, tiene que
suceder una serie de cosas en tu cuerpo.
Vamos a poner el ejemplo clásico para explicarlo.
Imagínate que te pido que te imagines a dos personas en tu
cabeza.
Físicamente, ambas son iguales – tienen la misma altura, el
mismo color de pelo, la misma contextura, etc.
Pero una de ellas, llamémosle persona A, está deprimida, y la
otra persona, persona B, tiene mucha confianza en sí misma.
Si experimentaran intensamente estas emociones mientras las
visualizas, te apuesto a que me puedes decir la diferencia entre
las dos con sólo mirarlas, ¿correcto?
Típicamente, la gente describiría a la persona A como
encorvada, con el ceño fruncido, respirando superficialmente,
con la mirada hacia el suelo y en general con el cuerpo bastante
cerrado.
Y típicamente, la gente describiría a la persona B con postura
correcta, la cara apuntando hacia adelante o incluso hacia
arriba, pecho sobresaliente, cuerpo abierto y mirada fuerte y
directa hacia adelante.
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