DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 94
Salvador Borrego
mundo gira en torno suyo, todos los demás son haraganes; sólo él no... Los representantes
del pueblo viven de esta leyenda, han acabado por persuadir de ello a los propios
asalariados, quienes se sienten realmente maltratados y miserables, hasta perder todo
criterio de su verdadero valor. El que ha provocado esto no es el trabajador, sino el
vagabundo, como se le llama en la correspondencia entre Marx y Engels... Ninguno se
atreve ya a declarar que quiere representar a otras partes de la nación que al obrero. A éste
lo tratan como clase privilegiada, por cobardía o en espera de éxitos electorales".
Pero volviendo al examen de lo que era el Estado Nazi cabe citar que en el ramo de la
producción intelectual se publicaron 25,439 libros tan sólo en 1938, según dice el
investigador americano Máxime Y; Sweezy, en "La Economía Nacionalsocialista".
Refiriéndose a las realizaciones de su régimen, Hitler pudo anunciar el 30 de enero de
1939: "Esquilmado por el resto del mundo durante 15 años, cargado de deudas enormes,
sin colonias, el pueblo alemán es alimentado y vestido y no tiene cesantes. Y la pregunta es:
¿Cuál de las sedicentes grandes democracias estaría en condiciones de lograr una cosa tan
difícil?" Esta era una respuesta a la campaña que se había iniciado en Occidente contra
Alemania, pero Hitler quiso enfatizar que se trataba de una simple réplica, y precisó: "No
exportamos el nacionalsocialismo ni tenemos motivos para combatir a otros pueblos
porque sean demócratas".
Cada nación es libre de escoger su propio sistema de gobierno; al reconocer esa
libertad para los demás, Alemania reclamaba igual derecho para sí.
ZANJANDO LAS VIEJAS RENCILLAS CON FRANCIA
Al finalizar la primera guerra mundial, Alemania fue mutilada y reducida a 472,000
kilómetros cuadrados (la cuarta parte de México), y perdió el dominio sobre 6 millones y
medio de alemanes, los cuales en contra de su voluntad fueron anexados a otros países.
Además, se la obligó a desmilitarizar el Sarre y la Renania. Que un país se vea forzado
a prescindir de la soberanía nacional, aun dentro de sus propias fronteras, es un hecho
humillante que no puede durar indefinidamente. Por eso en enero de 1935 se efectuó un
plebiscito en el Sarre para saber si la población alemana quería seguir perteneciendo a
Alemania o no. La respuesta fue afirmativa en un 90% (477,000 contra 48,000 votos) y en
consecuencia se restableció la soberanía nacional alemana sobre aquella zona del país que
había estado siendo administrada con intervención de Francia. Con tal. motivo, Hitler
anunció el 15 de ese mes:
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