DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 346

Salvador Borrego Los puentes de pontones que los soviéticos retenían a través del Volga eran destruidos o averiados durante el día, pero por la noche volvían a restaurarlos y pasaban refuerzos para los dos ejércitos rojos que lentamente, seguían siendo desalojados de sus madrigueras. (El fuego fue tan devastador que todavía dos años después de silenciarse, el periodista norteamericano William L. White escribió que la ciudad había desaparecido: "Allí sólo quedan algunas paredes sin techo. Fábricas destrozadas con restos de maquinaria, retorcidos y herrumbrados"). A fines de octubre las nueve décimas partes de Stalingrado se hallaban dominadas o destruidas por el 6º ejército. Propiamente dicho había cesado la importancia estratégica de la ciudad, pues su industria bélica estaba fuera de combate, pero era una cuestión de prestigio acabar de dominar, ahí la situación. Nikita S. Kruschev, que se había distinguido aniquilando a grupos rusos anticomunistas y que se había ganado el calificativo de "carnicero de Ucrania", era el jefe político de la resistencia ante el 6º ejército alemán. A fines de octubre logró que Stalin le enviara seis divisiones de refresco. Por su parte, Alemania tenía inmovilizadas en la costa francesa 29 divisiones. Siete de ellas hubieran sido suficientes para decidir rápidamente la lucha en Stalingrado, pero el Almirante Canaris (jefe del servicio secreto alemán y traidor a Alemania) exageraba el peligro de una invasión, con objeto de que esas fuerzas continuaran inmóviles, pese a que la invasión aun tardaría cerca de dos años. Y mientras Stalingrado era el escenario principal de la guerra, el 8 de noviembre Roosevelt y Churchill desembarcaron tropas en Noráfrica, con la secreta cooperación del Mariscal Petain. Esto abría un nuevo frente contra Italia y el sur de Francia. Hitler acudió de nuevo en auxilio de Mussolini, por el cual tenía no sólo afecto, sino admiración, y 13 divisiones de la reserva estratégica de Alemania —que podían haber decidido la lucha en Stalingrado— fueron enviadas a Túnez (África) para proteger a Italia, junto con 400 aviones retirados del frente ruso. Al parecer el Mando Alemán volvió a creer que afrontaba las últimas reservas bolcheviques y supuso —como un año antes lo hizo frente a Moscú— que el enemigo carecía de fuerzas organizadas para una contraofensiva de invierno. En ese crítico momento el coronel general Von Paulus establecía su cuartel general en la Plaza Héroes de la Revolución, situada en el centro de la ciudad. El 16 de noviembre el general Von Richthofen, jefe de la 4ª flota aérea, volvía a visitar el frente de Stalingrado y reportaba al Alto Mando que tres divisiones blindadas estaban a la defensiva, en vez de ser empeñadas en la batalla. Sugería el relevo de Von Paulus, "que lucha con desgano", según decía. Ya 15 días antes se había quejado de que sus bombardeos no eran suficientemente aprovechados por las tropas de Von Paulus debido "al cansancio del mando" y a "los formalismos burocráticos". El 16 de noviembre, súbitamente, como es normal en esa región, empezó el invierno con vendavales y hielo en el Volga. Para entonces había sido ya reducida la dura 346