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DERROTA MUNDIAL
El Ministro Goébbels anotó en su Diario que el general Sepp Dietrich, comandante
de la división de asalto "Leibstandarte Adolfo Hit!er", le había referido cosas terríficas del
pueblo ruso y añadió: "Ese no es un pueblo, sino un conglomerado de animales. El peligro
mayor que nos amaga en el Oriente es la imperturbable estolidez de esa masa... Los
soldados no se rinden cuando se ven rodeados por completo, al contrario de lo que se
estila en el Occidente de Europa, sino que continúan peleando hasta que son muertos a
golpes".
En efecto, en Kalatsch el mando soviético ordenó que el 1er ejército acorazado y
varias formaciones del 62º de infantería formaran ahí un cerrojo, aprovechando
fortificaciones largamente preparadas, para proteger a Stalingrado. Trece divisiones de
infantería, dos motorizadas y ocho brigadas de tanques, con un total de 250,000 rusos, se
afianzaron en Kalatsch, sobre el rio Don. Stalin volvió a hacer una excitativa a sus tropas:
"Está amenazada la existencia misma de la URSS. Los soldados del Ejército Rojo deben
morir antes que retroceder. ¡Ni un paso atrás!"
Públicamente se censuraba a las tropas que después de un envolvimiento se
consideraban perdidas y capitulaban.
El sistema de los comisarios políticos (en su mayoría judíos), que apuntalaban la
resistencia de las masas rusas, fue modificado en octubre, para hacerlo más efectivo. Se
seleccionaron oficiales judíos o comunistas del movimiento "komsomol" (educados en el
odio a todo lo que no es bolchevismo) para comandar desde el batallón hasta el ejército.
De junio de 1941 a septiembre de 1942 tales comisarios habían padecido grandes bajas,
pero impidieron muchas deserciones y evitaron que la moral se desplomara. Con mucha
razón Stalin le dijo un día a su amigo Averell Harriman (después embajador especial de
Kennedy) que "en el ejército soviético hace falta más valor para retirarse que para avanzar".
La lucha era frenética y el 6º ejército alemán se valía de toda clase de argucias para
continuar el avance. Arrojaban paracaidistas a retaguardia de los rusos para provocar
incendios y aparentar nuevos envolvimientos; o usaban tanques de cartón al ponerse el sol,
para dar la impresión de que disponían dé más fuerza, pero la resistencia se hacía cada vez
más dura.
En Kalatsch los soviéticos combatieron sin retroceder y sin rendirse. Fue una batalla
frenética por ambos lados y se prolongó del 24 de julio al 10 de agosto. Una masa de
250,000, rusos, integrantes del primer ejército blindado y parte del 62o. de infantería, se
volvió una muralla viviente que lanzaba repetidos ataques con poderosas fuerzas blindadas.
Pistola en mano, los comisarios políticos mataban al que intentaba retirarse. Cuando al fin
la resistencia se desplomó, el número de prisioneros ascendió sólo a 57,000 hombres,
debido a que el número de muertos y heridos había sido extraordinariamente alto. Fueron
capturados o destruidos mil tanques y 750 cañones.
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