Hacia 1740 los jesuitas fundaron la Hacienda Apiay en la cual evangelizaron comunidades indígenas tanto guayupes como de las tribus vecinas hasta 1790 cuando por motivos de la expulsión de la Compañía de Jesús los terrenos de Apiay fueron adjudicados a Basilio Romero por la Corona Española.
El 6 de abril de 1797 los hermanos Jacinta y Vicente Rey compraron la hacienda Apiay a Antonio Romero por una suma de 50 000 pesos y la heredaron sus hijos quienes vendieron sus derechos de propiedad, dando así, origen a los comuneros de Apiay.