Texto Dramático “Áyax”
Atenea. ¡Eh, tú, que atas a la espalda los brazos de los prisioneros! Sal, yo te llamo, Áyax, yo te hablo; ven delante de la puerta.
Ulises. ¿Qué haces, Atenea? No, no le llames aquí.
Atenea. Calla y recíbele. ¿Quieres alcanzar reputación de cobarde?
Ulises. No, por los dioses; pero es suficiente que permanezca dentro.
Atenea. Pero, ¿qué temes? ¿Antes no era un hombre?
Ulises. Y enemigo mío, por cierto, y especialmente ahora.
Atenea. Y ¿qué placer más agradable que reírse de los enemigos?
Ulises. A mí me basta que ese hombre se quede en la tienda.
Atenea. ¿Te da miedo encararte con un hombre enloquecido?
Ulises. Si estuviera en sus cabales no le temería.
Atenea. Pero ahora, aun cuando esté junto a él, no te verá.
Ulises. ¿Cómo, si ve con los mismos ojos?
Atenea. Yo oscureceré sus ojos, aun cuando su vista es aguda.
Ulises. En verdad, todo es posible cuando un dios lo máquina.
Atenea. Silencio, quédate de pie, así, como estás.
Ulises. Me quedo, pero más quisiera estar en otro lugar.
Atenea. ¡Eh, tú, Áyax! Es la segunda vez que te llamo. ¿Tan poco caso haces a tu aliada?
(Áyax sale de la tienda con un látigo ensangrentado.)
Áyax. ¡Salud, Atenea, salud, hija de Zeus! ¡Qué bien me has asistido! Te coronaré de áureos trofeos, en agradecimiento de esta caza.
Atenea. Bien has hablado. Pero, dime, ¿quedó tu espada bien bañada en la sangre del ejército argivo?
Áyax. Puedo jactarme de ello. No lo negaré.
Atenea. ¿Llegó tu mano a herir incluso a los Átridas?
Áyax. De tal manera que, lo sé, nunca más ultrajarán a Áyax.
Atenea. Así pues, están muertos, si comprendo tus palabras.
Áyax. Muertos están ¡y que vengan ahora a quitarme las armas!
Atenea. Bien. Pero ¿Qué me dices del hijo de Laertes? ¿Cuál ha sido su suerte? ¿O tal vez se te escapó?
Áyax. ¿Me preguntas dónde está aquel ladino zorro?
10 Death Note / September, 2016
El siguiente fragmento corresponde al principio de la tragedia, cuando Atenea y Ulises se encuentran en el exterior de la tienda de Áyax.