De las ciudades redondas a los anillos espaciales | Page 57
Antonio Pinto Renedo
No se tratará tanto de plantearse cuáles tienen que
ser los servicios mínimos a aplicar, sino que habrá de-
terminados oficios claves que no tendrán reconocido tal
derecho por tratarse de servicios vitales en los que una
interrupción de su actividad, por pequeña que sea, puede
causar importantes daños a la sociedad; servicios como
el ejército, policía, hospitales, limpieza, transportes y
política no tendrían reconocido tal derecho. A cambio,
estas profesiones podrán tener unos comités que nego-
cien directamente sus condiciones de trabajo con el go-
bierno, pero siempre desde una situación de respeto a la
ley. Los sindicatos, en este contexto sin izquierdas, de-
rechas, huelgas salvajes, tendrán que evolucionar hacia
un enfoque más orientado, hacia el derecho y la aboga-
cía y menos hacia la protesta ciudadana.
Los sindicatos, en ocasiones, se plantean las re-
clamaciones a los empresarios como si estos tuvieran re-
cursos ilimitados y no quieren reconocer que, al final,
esos recursos son pagados por los mismos obreros a los
que se dice defender. Por ejemplo, los sindicatos debe-
rían ser los primeros en favorecer que se premie a los
empleados que más trabajan frente a los que no con el fin
de evitar el fraude que, en el fondo, es un modo de in-
justicia entre los mismos obreros. Para ello, un sistema
útil sería descontar hasta quince días del mes de vaca-
ciones o el sueldo equivalente cuando se trate de bajas
cuyo motivo no sea laboral, o bien premiar con más
días de vacaciones a los empleados que no hayan cogi-
do bajas. Con estos sistemas de seguridad pasivos ya no
sería necesario tener un elevado número de inspectores
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