De las ciudades redondas a los anillos espaciales | Page 50

De las ciudades redondas a los anillos espaciales bótica, siguen sin desprenderse del inútil objeto. Es la- mentable que, en ocasiones, sea la costumbre la que mande sobre los hombres y no el sentido común y la razón como timón de sus hábitos de vida. LOS COSMÉTICOS El ser humano se empeña en cuestionar el trabajo de la naturaleza y, como consecuencia, surgieron los cosméticos. Cosas, como pinturas de labios y ojos, son otra costumbre absurda de la sociedad. El cuerpo hu- mano es perfecto en su naturaleza y no necesita que se le pretenda mejorar con esas absurdas pinturas. Es un signo de progreso que hayan mujeres que se den cuenta de esto y tiendan a abandonarlo, la belleza debe surgir de las cualidades de cada persona y no de las primitivas pinturas. En cuanto a los perfumes, su finalidad debe de ser el de evitar los olores desagradables y no el de dar al cuerpo un olor propiamente dicho, pues es mejor que las personas tengan un olor neutro más en consonancia con su propia naturaleza que proporcionarle otro artifi- cial, se debe de potenciar la higiene por encima del uso de aromas corporales, por ejemplo, con duchas y mudas frecuentes, así la ropa interior se mudaría a diario y la exterior cada semana, unos aparatos electrodomésticos secarían la ropa mediante el uso de aire caliente en pocos minutos. En cambio, los ambientadores son aceptables para proporcionar olores agradables allí donde se consi- dere apropiado. LAS JOYAS La inseguridad del ser humano en sí mismo, así como el afán de aparentar ser más importante de lo que 50