Tras un día de lluvia, el agua se refugia entre las ruinas, para evitar la evaporación del sol, buscando las sombras.
Un pequeño muro es el guardián de este zumo de piritas, lo protege del sol de medio día, cobijándolo.
El charco acido es hoy homogéneo en textura y color, tan solo la profundidad nos da detalles, entre el color vainilla del suelo y el tinto de las aguas.
PAISAJE DINÁMICO