ANNA FIORI: ENTRE LA LUZ Y LA OSCURIDAD.
Por Fabián Gambrinus de la Mancha.
Celebramos este número por tener entre nuestras páginas a una persona que ha sabido combinar talento, destreza en composición y trabajo constante para la materialización de sus sueños; y es que Anna Fiori se ha convertido en una de las mejores exponentes del metal nacional mexicano, no solo por su bella voz que, a mi gusto, es de lo mejor que hay; ya que no abusa de voces operísticas como otras vocales femeninas y su abanico de tonos a alcanzar es sorprendente, si no por su calidez humana y el ingenio que plasma en su trabajo. Pero bueno, como dice Jack el Destripador, vayamos por partes. Fiori, de acuerdo a su biografía publicada en el press kit de su álbum Magna Mater, nace en la ciudad de México en 1991. Sus primeras inquietudes artísticas estuvieron orientadas hacia la actuación participando activamente en diversos proyectos que iban desde obras de teatro hasta telenovelas producidas por el Duopolio Tv Azteca y Televisa. También, de acuerdo a dicha biografía, desde pequeña se mostró interesada en la música teniendo la oportunidad de estudiar canto en diversas academias, y posteriormente en San Petersburgo, donde en un concurso de interpretación obtuvo un tercer lugar siendo la única representante de A L.
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