-Cuéntennos un poco sobre "Hautefaye".
-Hautefaye es una pequeña aldea de la Aquitania francesa, casi extinta (apenas un centenar
de habitantes), donde el 16 de agosto de 1870 tuvo lugar un caso de histeria colectiva. En plena
guerra con Prusia, el alcalde de un pueblo vecino, Alain de Monéys, conocido por todos por su
generosidad, acudió a la feria. Los ánimos estaban agitados, la guerra había generado más, aún
más, miseria y hambre y los republicanos eran odiados en la zona. El periódico local publicó el
retrato de un espía republicano prusiano y la gente lo confundió con Monéys, quien fue
insultado, vejado, torturado... El párroco del pueblo trató de disuadirles, convocando al pueblo
en la iglesia para tomar algo de vino. Poco después la masa decidió atar a Alain de Monéys y
prenderle fuego, quemándolo vivo para luego comérselo. Adultos y niños participaron en la
barbarie. Personas que le acuchillaron habían estado hablando tranquilamente con Alain
escasos minutos antes. Al día siguiente, nadie recordaba nada, nadie podía creer lo que allí
había sucedido.
¿Cuál fue la causa? El escritor Jean Teulé, autor del libro “Los caníbales” (sobre los sucesos
del pueblo de Hautefaye en 1870), tiene una hipótesis. En la antigua provincia de Périgord se
tomaba por aquel entonces un vino elaborado con la uva noah o noa (prohibida
posteriormente en Francia a partir 1935). Está históricamente documentado que esta cepa se
infectó de filoxera, haciendo enloquecer a los que bebían de un vino que Jean Teulé
denominaba “cocaína líquida”. El vino, la guerra y el odio hacia el supuesto espía republicano
fueron la chispa de este macabro crimen. Ceguera psíquica, obnubilación, producto de la
histeria en masa y ésta, a su vez, producto de una uva, la uva noah. De ahí el origen de Noah
Histeria.
Quisimos sacarle el jugo a la historia del origen de nuestro nombre, ubicando los hechos
precisamente en Hautefaye y jugar con las dualidades masa/individuo, máquina/hombre,
tecnología/naturaleza. Como adelantamos al principio, este álbum conceptual habla del
sometimiento de un concepto de estas dualidades sobre el otro, pero habrá una continuación
para equilibrar la balanza para retornar al punto de partida y, con la suficiente distancia,
entender que todo se trata de una rueda que gira sin descanso, completando el ciclo una y otra
vez cada 43 días (como periodo meramente simbólico). Porque la historia se repite, también la
histeria.
La armonía parece reinar en Hautefaye, si bien Djemil, su sacerdotisa, tiene en la palma de su
mano la voluntad de su pueblo tras proclamar una y mil veces desde el púlpito que Hautefaye
sólo volvería a ser grande si, unido, sometía a los otros pueblos y fundaba un imperio basado en
la explotación de la Madre Tierra como fuente inagotable. Hautefaye era libre, pero decide ser
grande, y para ser grande entrega en bandeja de plata su libertad individual a Djemil, cuya
inocencia fue corrompida muchos años atrás por la llamada del Coloso. El mago Wizafut alerta
del peligro de la deriva que ha tomado su pueblo, descubre en las escrituras antiguas la profecía
que alerta del regreso del que fuera Rey de los siete reinos, La Antigua Bestia, El Coloso, que fue
derrotado por hombres que ansiaban la libertad tanto tiempo atrás que las huellas del pasado
habían quedado ya borradas. La masa siempre olvida los errores del pasado. La Madre Tierra,
sin embargo, nunca olvida los estragos de los hombres. Wizafut decide marchar, sabe que su
momento no es ahora, la batalla está perdida y el desenlace es inevitable, pero las grandes
guerras se libran desde la distancia.
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