cuerpo y el mástil, en este caso se mantiene esa madera
para el cuerpo pero con un mástil de arce (eso sí,
encolado al cuerpo como es de esperar). El
diapasón de palorosa monta 20 trastes y también
es de escala corta (30.5”), lo cual lo hace
tremendamente fácil de tocar. El diseño del
puente también es bastante fiel al original,
sujetándose al cuerpo mediante tres
generosos tornillos y ofreciendo ajuste
de octavación y altura global de
cuerdas.
La electrónica es lógicamente
pasiva, contando con un control
de Volumen y uno de Tono para
cada pastilla así como el típico
selector de 3 posiciones que nos
permitirá elegir una pastilla,
la otra o ambas. El Gibson
EB-3 incorporaba un control
Varitone de 4 posiciones,
ofreciendo un sonido extra
que consistía en la pastilla del
mástil con el tono cerrado
completamente, pero en el
caso del Tokai puedes lograrlo
igualmente bajando el tono
hasta el mínimo al seleccionar
esa pastilla.
En cuanto a las pastillas de nuevo
se sigue el esquema original,
montando una humbucker de
formato grande situada justo al final
del mástil, la cual entrega un sonido
tremendamente profundo (similar al
que nos encontramos en bajos como
el Fender Telecaster de comienzos de
los 70 o bien bajos modificados como
los Yamaha Attitude signature de Billy
Sheehan). Con el fin de lograr la máxima
versatilidad posible, en la posición del
puente se monta una minihumbucker, la
cual ya de por sí tiene un sonido más incisivo y definido,
lo cual sumado a la posición en la que se encuentra hace
que podamos tener un sonido casi opuesto al de la pastilla
del mástil. La mezcla de ambas mediante el selector
de 3 posiciones crea un sonido muy abierto y un tanto
hueco que se nos antoja ideal para una enorme cantidad
de estilos musicales ya que el equilibrio entre graves y
medios-agudos es ideal.
El bajo se suministra con cuerdas entorchadas pero hemos
probado a ponerle un juego de flatwounds y la verdad es
que adquiere un timbre vintage precioso que a nosotros
particularmente nos ha convencido.
Hemos hecho una serie de pruebas conectando este Tokai
SGB65 a diferentes amplis y también grabando directo a
una tarjeta de sonido y en todos los casos el resultado ha
sido satisfactorio. Eso sí, al conectarlo a un ampli de corte
vintage como un Ampeg SVT-VR o un Musiman BH500
es cuando a nuestro juicio el bajo sonaba más auténtico,
invitando de hecho a tocar líneas de bajo propias de los
60 y los 70.
Siempre mencionamos que un cierto sonido te hace tocar
de un modo distinto, y sin duda este es un buen ejemplo.
BAJOS
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