Con frecuencia las pacientes con cáncer de mama sufren depresión, habitualmente debida al estrés de enfrentarse a la propia enfermedad, pero que también puede estar producida por desequilibrios químicos en el organismo, debidos al cáncer o incluso como efecto secundario de algunos medicamentos.
Cuando una persona está triste, pesimista o desesperada durante semanas o meses y cuando estos sentimientos interfieren en su actitud ante los asuntos diarios, se puede decir que la paciente está sufriendo una depresión.
La depresión puede durar mucho tiempo si la persona no hace nada por detenerla. Si la paciente con cáncer está deprimida, tendrá dificultad para aceptar y adaptarse a las condiciones que le imponga su enfermedad y el impacto que tiene sobre su vida; esto creará un círculo vicioso que “alimentará” y agravará le depresión.
Cierta depresión es una respuesta normal al estrés y la incertidumbre que provoca cualquier tipo de enfermedad crónica; sin embargo, aunque no cabe esperar liberarse de todos estos sentimientos es necesario limitar la duración y la severidad de la depresión.
Trabajar en equipo el entorno familiar y el médico ayudará a mantener los sentimientos de depresión bajo control.
DEPRESION Y EL CANCER