A veces decido seguir el consejo del comediante, saltar por encima de generaciones
enteras a las que sobrevivió el baúl antiquísimo como si de una manía o de una enfermedad
hereditaria se tratara, y lo descarto al instante, abrumado por la responsabilidad histórica
que representa.
Realmente no sé qué hacer. Soy consciente de que se agotan los plazos de mis deudas
contraídas, de que día a día se esfuman los sueños que abrigué para mi futuro en el chalet
de que sólo una casualidad podrá sacarme de este absurdo callejón sin salida en que me
hallo… No sé… Quizá si tendiera una nueva trampa a la fortuna publicando un anuncio de-
sesperado alguien podría venir y librarme. El texto deberá ser breve, preciso, esclarecedor;
un anuncio como este:
URGE vender casa con viejo baúl dentro. Facilidades.
Jerónimo Rodríguez
Jesús San Eustaquio