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Historia dulce.
Aquella mañana todo el pueblo apareció cubierto de una fina capa blanca.
Hacía frío y la gente creía que era una tímida entrada del invierno. Lo curioso es
que esa capa cubría también el interior de las casas, los muebles, los cacharros de
la cocina; incluso, tímidamente, a las personas. ¿Qué podía ser?, se preguntaba la
gente.
Era una fina capa de azúcar que lo había cubierto todo, pero solo se dieron
cuenta de lo que era aquellas personas que al despertarse se dieron un beso.
Angélica Gago Benito