culdbura nº 14 Culdbura nº 14 | Page 38

. Nos vamos convenciendo del esfuerzo que tuvo que suponer el acondicionamiento del jardín. Grandes rocas sin duda fabricadas a partir de elementos naturales (incluyendo dife- rentes texturas y formas) y adecuadamente tratadas para servir de perenne atril a las poe- sías. Tres olivos, algo así como la contrapartida andaluza de la castellana encina, se encuen- tran en otra parte del jardín, acogiendo en su centro el famoso poema de Miguel Hernández (1910-1942) Andaluces de Jaén. Andando un poco encontramos dos poemas bastante maltratados por la intemperie, uno de Calderón (1600-1681) y otro de Quevedo (1580-1645). Sin duda, buenos poemas, pero los árboles de los que nos hablan resultan un tanto extraños a nuestros oídos. Todavía no habían llegado las tormentas románticas del siglo XIX que cambiaron el paisaje para siempre.