“No puedo pintar sin una actitud previa positiva. Se le puede llamar impulso o energía
que desencadena el hecho creativo; esa energía, que interviene en los procesos químicos
del cuerpo, se proyecta también en el espíritu. A partir de ahí comienzo a pintar. Queda
claro, pues, que la realidad marca mis lienzos. La energía les da forma, la naturaleza devora
su materia, y el espíritu deja parte de mi presente en cada tela.”
Mandala II