Culdbura 12 Culdbura 12 | Page 76

1 El dolor, de improviso, 2 me encontró a la intemperie desnudo y afligido. No llevaba paraguas cuando me cayó encima todo el diluvio triste de los años inciertos y los tiempos sombríos. A veces también yo 3 me he sentado a llorar… ¿Es vana la esperanza? ¿Dónde plantó sus tiendas la impía realidad? ¿Dónde queda la línea divisoria entre cierto y soñado, entre viva esperanza y desesperación, entre el gris y lo verde? Cuando cierre los ojos 4 tal vez todo se recomponga y cada sueño tenga la forma de una casa, una calle con niños, una fuente con pájaros cantando, una mano tendida. Se abren heridas 5 y los muros sangran. Por sus llagas supuran los recuerdos. Se derraman exhaustos por la acera, Pisoteados por zapatos ajenos. Crece la pérdida envuelta en un silencio del que huyeron los gritos. Veo llegar las nubes y a las olas, alzadas por el viento, golpear en la arena ―látigos vivos― fustigando en la tarde los dorados corceles de un sol que ya declina. Las huellas de mis pies se marchan con el agua en busca de otras costas que nunca pisaré. Sonrío. En la playa anochece. Una negra cortina está cubriendo el mar. 6 Miro al campo vacío y la tierra me devuelve silencio ¿Qué lluvia limpiará las hojas ateridas de este invierno 7 que no termina nunca? Tras la belleza, el barro. Julián Alonso