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una mezcla y que la vida es esta mezcla en mutación continua. Estamos en camino entre todos, y en un planeta en transformación. La espiritualidad nos invita a la belleza desde este lugar y a un continuo cuidado porque es como un amor frágil, una rabia frágil. La vida es esta mezcla en la cual vivir y sobrevivir tiene una condición, en que seamos mezclados. El local y el global. Lo que supone un Salto Vital de nuestra conciencia histórica. En este punto las iglesias necesitan nuevas políticas para que no se crean representantes del dueño de la Tierra. En el Génesis Dios no es un hombre de barba, quiere decir “Todo lo que es” lleno de misterio. La interdependencia de todos exige una ruta feminista y de otros muchos grupos. Hay una discrepancia entre la vida y la teoría teológica. Es fundamental una voz nueva, con la misión de sostener la vida con la verdad no con promesas. Esta perspectiva obliga a retomar la pauta de nuestras agendas. A plantearnos el porqué, el feminismo en su forma teológica, no consigue una penetración mayor entre las mujeres. Cree Gebara que la razón es que no tiene un discurso de consuelo. No da la seguridad de que Dios va a resolver todos los problemas. Y en la religión siempre se ha buscado protección. Crea inseguridad mayor en el desorden establecido de nuestras sociedades. La fusión del ecologismo con el feminismo se da en este avanzar hacia una libertad integradora, teniendo en cuenta nuestra diversidad humana en cuanto a lo que es la identidad. En esa pérdida de conciencia de que somos seres ecodependientes e interdependientes tenemos una fuente importante de nuestros problemas. Para hacer viable la vida hace falta que en algunas etapas haya personas que se ocupen de atender y cuidar esos cuerpos vulnerables y finitos en los que vivimos encarnados. Eso significa que para poder vivir hay que sostener explícitamente esa vida, interactuando con la naturaleza para obtener lo que necesitamos y entre las personas para garantizar la reproducción cotidiana de la vida humana. Y ha sido el feminismo el movimiento social que ha puesto de manifiesto esa dimensión relacional del ser humano y la importancia del trabajo de reproducción cotidiana de la vida, y el que ha denunciado que esta no transcurre de espaldas a la producción en el ámbito mercantil, sino que producción y reproducción son un continuo que hacen falta para sostenerse. Con este resumen de la intervención de Ivone Gebara queda centrada la teología feminista y su vinculación con el ecofeminismo que trató posteriormente Yayo Herrero. No me extenderé en su intervención. Simplemente apuntaré que el ecofeminismo es una corriente diversa de pensamiento y movimientos sociales que denuncia que la economía, cultura y política hegemónicas se han desarrollado en contra de las bases materiales que sostienen la vida y propone formas alternativas de reorganización económica y política, de modo que se puedan recomponer los lazos rotos entre las personas y con la naturaleza. En Burgos, en el marco del III Foro de la Cultura dedicado a la “Tecnología y el Humanismo”, hemos podido escuchar a Yayo Herrero dialogar con Erling Kagge y Javier Reverte sobre el tema “La Tierra no tiene dueño”. Angélica Lafuente