Cuentos de los Herm anos Grimm
EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL
costa rica
-De haber torcido el hilo, de haber torcido el hilo.
El Príncipe, asustado al ver aquello, juró que desde allí en adelante no volvería su esposa a tocar
la rueca, librándola así de esta odiosa ocupación.
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