CUENTOS HERMANOS GRIM cuentos_hermanos_grimm_edincr | Page 73

Cuentos de los Herm anos Grimm EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL costa rica Pero la tempestad se había desencadenado y rugía furiosa; las casas y los árboles se movían; pedazos de roca rodaban por el mar y el cielo estaba completamente negro; tronaba, relampagueaba y el mar levantaba olas negras tan altas como campanarios y montañas y todas llevaban en su cima una corona blanca de espuma. Púsose a gritar, pues apenas podía oírse él mismo sus propias palabras: Tararira ondino, tararira ondino, hermoso pescado, pequeño vecino, mi pobre Isabel grita y se enfurece, es preciso darle lo que se merece. -¿Qué quieres tú, amigo? -dijo el barbo. -¡Ah, -contestó-, quiere ser semejante a Dios! -Vuelve y la encontrarás en la choza. Y a estas horas viven allí todavía. 73