CUENTOS HERMANOS GRIM cuentos_hermanos_grimm_edincr | Page 32

Cuentos de los Herm anos Grimm EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL costa rica La hermanita se asustó mucho cuando vio volver al corzo herido, le lavó la sangre de la herida, le aplicó yerbas y le dijo: -Ve a descansar a la cama, querido corcito, para curarte. Pero la herida era tan ligera, que al día siguiente el corzo no sentía nada, y cuando volvió a oír en el bosque el sonido de la cacería, dijo: -No puedo parar aquí, necesito salir, no me cogerán con tanta facilidad. Su hermanita le dijo llorando: -Hoy te van a matar, no quiero dejarte salir. -Me moriré aquí de disgusto, si no me dejas salir, -le contestó-; cuando oigo la corneta de la caza, me parece que se me van los pies. La hermanita no pudo menos de ceder, le abrió la puerta llena de tristeza, y el corzo se lanzó al bosque alegre y decidido. El rey apenas le vio, dijo a los cazadores. -Perseguidle hasta la noche, pero no le hagáis daño. En cuanto se puso el sol, dijo el rey al cazador: -Ven conmigo y enséñame la casa de que me has hablado. Cuando llegaron a la puerta, llamó y dijo: -Soy yo, querida hermanita, ábreme, corazoncito mío. Se abrió la puerta y entró el rey, hallando en su presencia a una joven de lo más hermoso que había visto nunca. La joven tuvo miedo cuando vio que en vez del corzo, entraba un rey con la corona de oro en la cabeza; pero el rey la miró con dulzura y le presentó la mano, diciéndole: -¿Quieres venir conmigo a mi palacio y ser mi esposa? -¡Oh, sí!, -contestó la joven-, más es preciso que venga conmigo el corzo, no puedo separarme de él. El rey dijo: -Permaneceré a tu lado mientras vivas, y no carecerás de nada. En aquel momento entró el corzo saltando, su hermanita le ató con la cuerda de juncos, tomó la cuerda en la mano, y salió con él de la casa. 32