Cuentos de los Herm anos Grimm
EDITORIAL DIG ITAL - IMPRENTA NAC IONAL
costa rica
Pero Marlenita, yendo a su cómoda, sacó del cajón inferior su pañuelo de seda más bonito, envolvió
en él los huesos que recogió de debajo de la mesa y se los llevó fuera, llorando lágrimas de sangre.
Los depositó allí entre la hierba, debajo del enebro, y cuando lo hizo todo, sintió de pronto un gran
alivio y dejó de llorar. Entonces el enebro empezó a moverse, y sus ramas a juntarse y separarse
como cuando una persona, sintiéndose contenta de corazón, junta las manos dando palmadas. Se
formó una especie de niebla que rodeó el arbolito, y en el medio de la niebla apareció de pronto una
llama, de la cual salió volando un hermoso pajarito, que se elevó en el aire a gran altura, cantando
melodiosamente. Y cuando había desaparecido, el enebro volvió a quedarse como antes; pero el
paño con los huesos se había esfumado. Marlenita sintió en su alma una gran paz y alegría, como
si su hermanito viviese aún. Entró nuevamente en la casa, se sentó a la mesa y comió su comida.
Pero el pájaro siguió volando, hasta llegar a la casa de un orfebre, donde se detuvo y se puso a
cantar:
“Mi madre me mató,
mi padre me comió,
y mi buena hermanita
mis huesecitos guardó,
Los guardó en un pañito
de seda, ¡muy bonito!,
y al pie del enebro los enterró.
Kivit, kivit, ¡qué lindo pajarito soy yo!”
El orfebre estaba en su taller haciendo una cadena de oro, y al oír el canto del pájaro que se había
posado en su tejado, le pareció que nunca había oído nada tan hermoso. Se levantó, y al pasar el
dintel de la puerta, se le salió una zapatilla y así tuvo que seguir hasta el medio de la calle descalzo
de un pie, con el delantal puesto, en una mano la cadena de oro, y la tenaza en la otra; y el sol
inundaba la calle con sus brillantes rayos. Levantando la cabeza, el orfebre miró al pajarito:
-¡Qué bien cantas! -le dijo-. ¡Repite tu canción!
-No -contestó el pájaro-; si no me pagan, no la vuelvo a cantar. Dame tu cadena y volveré a cantar.
-Ahí tienes la cadena -dijo el orfebre-. Repite la canción.
Bajó volando el pájaro, cogió con la patita derecha la cadena y posándose enfrente del orfebre,
cantó:
“Mi madre me mató,
mi padre me comió,
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