Cuentos Cortos Para Días Largos FANZINE ANGELICA | Page 11
delirante cometido de seguir su corazón. Ella escribe versos de madrugada en el
pertrecho de una habitación vacía que imagina su refugio en aquella ciudad
extraña y calurosa. Sobre el piso fresco cubierto por una pequeña manta roja
recuesta la piel desnuda. Las luces de las bombillas que alumbran la vereda son
suficientes para que pueda escribir a gusto. No hace falta levantarse a espantar la
inspiración. El hombre yace en la habitación contigua que ella ha abandonado para
hacerse las preguntas de rigor: ¿sueña?, ¿la espera?, ¿sueña que la espera?, ¿podrá
ella soñar sus sueños? Tanto que hablar y tanto silencio, y tanto ruido en su cabeza.
¿Por qué le obsequiaba las tacitas de la abuela? ¿Por qué se escabullía mientras le
hablaba de amor? ¿Por qué le pedía que escribiera su locura en las libretas del
abuelo? ¿Por qué tenían tanto miedo? Él despierta, la busca, y como imaginaba la
encuentra garabateando su insomnio en medio de tinieblas. Sonríe entonces y la
invita a volver con él. Lo evidente siempre espera, aunque no de tregua.
11