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Hansel y Gretel
¡Cuánto se lamentaba la pobre hermanita y
cómo corrían las lágrimas por su rostro mientras
llevaba el agua!
-¡Oh, mi Dios, ayúdanos! -exclamaba. Si las fieras
nos hubieran despedazado en el bosque, al menos
habríamos muerto juntos.
Hansel y Gretel
mos a hacer el pan: ya prendí el horno y
preparé la masa. Luego empujó a Gretel
hacia el horno de donde salían llamas.
-Entra -dijo la bruja- y ve si hay buena
temperatura para hornear el pan.
Al amanecer Gretel debió salir, colgar la marmita de
agua y encender el fuego. -Primero -dijo la vieja- va- Cuando Gretel estuviera adentro ella cerraría la
puerta, la asaría y se la comería a ella tambien.
Pero la pequeña adivinó lo que la bruja pensaba y le
dijo: -No sé cómo hacer para entrar ahí adentro -¡Boba!
-dijo la bruja-, la entrada es bastante grande: ¡fíjate,
hasta yo misma podría entrar!
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-Ahórrame tus lloriqueos -dijo la vieja-; no te servirán
de nada.