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Hansel y Gretel Hansel y Gretel
Cuando uno caía en su poder, lo mataba, lo cocina-
ba, lo comía y para ella ese era un día de fiesta. sar tan dulcemente, con sus mejillas redondas y rojas,
murmuró en voz baja:
Las brujas tienen los ojos rotos y la vista de
poco alcance pero, en cambio, tienen tanto
olfato como los animales del bosque y su na-
riz siente la proximidad de los hombres.
Cuando Hansel y Gretel llegaron
a sus dominios, ella sonrió maligna-
mente y dijo: -¡No se me escaparán! Entonces tomó a Hansel con su
mano descarnada, lo llevó a un
pequeño establo y lo encerró de-
trás de una puerta enrejada. De
nada le sirvió gritar.
Se levantó muy temprano, al amanecer, antes
que los niños se despertaran y viéndolos repo- Luego volvió donde estaba Gretel,
la sacudió para despertarla y le gritó:
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-¡Qué manjar exquisito!
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