Erase una vez, en el pueblo de Barcilona, una linda mámá que vívia con su preciosa hijita Mariam, en lo alto, altísimo, de una gran torre.
Allí vivían felices con su gatita loquita Alí.
En la cima de la torre, había una
gran terraza donde las dos
compartían cientos de
flores de todos los colores.
Para llegar a su casita cada día
tenían que subir una escalera-
caracol de más de 1000 caracoles.