ORIGINALES:
Salud y Ambiente
Vale la pena recordar que como seres sensibles,
nuestra racionalidad –y su arrogante instrumenta-
lidad–, bien puede re-orientarse. Esta sensibilidad
que se encuentra con la vida en lo que somos, ha-
cemos, decimos y pensamos, sustenta los distintos
modos de construir el mundo que habitamos. La
vida es también entonces esta posibilidad de defi-
nir los límites de nuestra realidad en el vaivén per-
manente de construir y deconstruir el mundo, a la
manera del oleaje que fija a cada instante nuestra
frontera con el mar ahí en la playa, en esa orilla
donde se dibuja el rostro de lo humano.
En definitiva, si bien esta apuesta por la vida no
implica abandonar ni la estrategia ni la lucha in-
tencionada, esta última no debe conducirnos ni a
la desesperanza ni a encerrarnos en callejones sin
salida ni futuro. El destino de esta bahía está lejos
de estar zanjado. Tal vez simplemente se trata de
comenzar por no negar la autonomía ontológica
de la vida y confiar y sumarse a su devenir salvaje.
En Quintero todavía hay primaveras, todavía hay
una fuerza indomable, todavía hay una orilla no
domesticada. Tal vez simplemente debemos apo-
yarnos en esa fuerza y dejarnos conducir por ella
hacia esos paisajes que todavía no comprendemos
pero que permiten imaginar la bahía por-venir.
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Cuad Méd Soc (Chile) 2019, 59 (1): 17-19