Cuad Méd Soc (Chile) 2019, 59 (1): 17-19
ORIGINALES:
Salud y Ambiente
La orilla no domesticada: otro vistazo a la Bahía de
Quintero
The undomesticated shore: another look at Quintero Bay
Tuillang Yuing Alfaro 1
RESUMEN
E
l texto es un ensayo de crónica reflexiva sobre el concurso de aspectos geográficos, ecológicos,
climáticos y socio históricos que confluyen en la singular relación que se ha establecido en la bahía
de Quintero entre los distintos personajes que la han habitado. De esta manera, se pasa revista a
los modos en que, bajo su forma peninsular, la bahía de Quintero ha servido de guarida y protección para
distintas faenas humanas. Según el texto, sería esta misma condición de salvaguarda la que habría dado pie
para la sobre explotación y la devastación ambiental que hoy día se vive en la zona. No obstante, el texto
se permite enfatizar el carácter decididamente indócil que posee la zona costera que, en la misma localidad,
se abre directamente al Océano Pacífico. Este segmento natural salvaje y no gobernable por las fuerzas
humanas, representaría entonces una apuesta esperanzadora por renovar el contrato de sentido que ha
establecido la humanidad con el entorno de la bahía.
Palabras clave: Quintero - Chile.
Si usted no ha tenido la oportunidad de conocer aún Quintero debe saber que se trata de una península.
Como toda península es casi una isla. Su ondulante geografía parece imitar en un baile, de despliegue y
repliegue, el mismo movimiento del océano. Y como casi toda península, su recogida entrega un abrazo
donde arrulla al mar en una adormecida bahía. “Quintero desde el aire se ve como un hombre desde la ca-
beza hasta los hombros”, nos decían en la escuela. Una cabeza humana que se mete al mar con confianza.
La bahía de Quintero es una de esas pequeñas caricias en las que el mar se desnuda de su salvajismo para
enternecerse en una playa abierta y tranquila: una taza de leche descolgada del frenesí de la vía láctea para
convivir arenosamente con la vida; la del mar, la de la playa, la de los cerros y la de los humanos.
Tal vez esta posibilidad de convivir protegidos fue lo que atrajo a los habitantes de la cultura Bato, de
quienes se dice que ocuparon esta y otras zonas costeras desde aproximadamente el siglo IX y que, según
los historiadores, permanecieron en la localidad hasta bien entrado el siglo XIX en exactamente la misma
zona donde hoy se emplaza el barrio industrial.
Una bahía es entonces una forma de domesticar al mar, pero teniendo claro que –tal y como lo señala el
más célebre de los libros de Saint-Exupéry–, la domesticación (apprivoiser) consiste en “crear lazos” y no
únicamente en docilizar a otro con el fin de dominarle y explotarle. Esta convivencia protegida con uno
de los elementos –el agua; en su forma quizás más indómita–, fue entonces lo que debe haber atraído a los
navegantes españoles e ingleses a guarecerse, ocultarse y refugiarse en esta perfecta herradura marina de
clima estable y estaciones largas.
Me permito una anécdota personal. En una visita turística por Tanger me encuentro con una tienda de
variedades cuyo escaparate es galardonado con un enorme letrero donde se lee precisamente «Quintero».
Intrigado por encontrar el nombre de mi comuna en el norte de África, no me queda más que entrar y
dialogar con los empleados de la tienda. Ellos me cuentan que el nombre de la tienda tiene que ver con una
antigua familia de navegantes judíos que hicieron del estrecho de Gibraltar una de sus rutas habituales…
Fin de la anécdota.
Precisamente, de Alonso de Quintero, “descubridor” de la localidad en 1536, se sabe que era un joven
Recibido el 28 de noviembre de 2018 . Aceptado el 14 de marzo de 2019.
1 Profesor de Filosofía. Colegio Alonso de Quintero. Correspondencia a: [email protected]
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