Cuadernos Médicos Sociales 2019; Vol 59 N°1 | Page 14

de cien expertos de 44 países. Se basa en más de 6.000 referencias científicas, revisando los efectos de un incremento hasta 1,5°C y los compara con los de una subida hasta 2°C. Después de analizar los documentos y las po- líticas de reducción de emisiones que presenta- ron los gobiernos en 2016-2017, el IPCC llegó a la conclusión que debido a la oposición de las grandes empresas que aún utilizan combustibles fósiles sumada a la lentitud de los gobiernos, el calentamiento subiría a 3°C al año 2100. Hasta la publicación de este informe se consideró modera- damente seguro no superar una elevación de 2°C. Pero investigaciones recientes han obligado a re- definir el límite de seguridad estableciendo que debe ser 1,5°C. Por tal razón, el informe plantea que es urgente ejecutar acciones “rápidas, profundas y sin precedentes”. La tarea será titánica, con cambios rápidos en la forma que funcionan los gobiernos, las industrias y las sociedades. ¿Qué significa esta diferencia de 0,5°C? Denota que la humanidad tendrá que reducir obligatoria- mente antes de 2030 las emisiones de carbono en todo el planeta, en al menos un 49% de lo que se emitió en 2017. En otras palabras, en los próxi- mos dos años se tendrían que cerrar todas las centrales termoeléctricas a carbón y reemplazarlas por fuentes renovables, ya que las grandes inver- siones suelen tener un ciclo de vida de al menos una década. Más aún, tendría que ser obligatorio reducir a cero todas las emisiones de carbono para el año 2050. Solo así se frenaría el cambio climá- tico. De fracasar, los efectos serán devastadores y afectarán a millones de personas. El Informe del IPCC señala también como “de alta confiabilidad”, que en el 2040, si sube a 1,5ºC, el 14% de los habitantes del planeta estarán expues- tos a olas de calor mortales; peor si sube a 2ºC, ese porcentaje subiría al 37%, con un efecto enor- me sobre las migraciones. Los costos financie- ros serían gigantescos. Las temperaturas en días calurosos extremos en latitudes medias podrían aumentar en 3°C con 1,5°C, pero en un escena- rio de 2°C subiría a 4°C. Con 2°C, se degradarían ecosistemas en alrededor del 13% de la superficie terrestre, aumentando el riesgo de extinción para insectos, plantas y animales. Mantener el calenta- miento a 1,5°C reduciría ese riesgo a la mitad. Cada tonelada extra de carbono que emitamos a partir de ahora será una tonelada que tendrá que limpiarse antes de fines de siglo. De allí, que sea importante debatir quién pagará por ello, y si es correcto que la industria de los combustibles fósi- les y sus clientes disfruten hoy de los beneficios y Hurtubia J. esperen que la próxima generación pague por lim- piarlos. Al respecto, el IPCC recomienda como instrumento económico óptimo poner un precio a las emisiones de CO 2 para controlar el calenta- miento (Nordhaus, 2013). En la actualidad, más de 40 gobiernos de todo el mundo, incluida la Unión Europea, Chile y el Estado de California, han puesto un precio al carbono, pero les ha resultado políticamente difícil establecer un precio lo sufi- cientemente alto como para generar reducciones significativas. En Chile la Política Energética 2050 Bachelet-Pacheco auspicia seguir por esta senda y multiplicar la generación eléctrica con energías renovables. El mundo tendrá que seguir esta mis- ma vertiente. Al respecto, el IPCC recomienda aumentar la instalación de sistemas de energía re- novable, como la energía eólica y solar hasta llegar a cubrir en 2050, el 70–85% de la electricidad del mundo. Otra medida indispensable será expandir la cobertura de bosques para aumentar la capaci- dad natural para extraer CO 2 de la atmósfera. 4. CONTAMINACIÓN Y SALUD En la Región Metropolitana, vive casi el 40% de la población chilena. Es una aglomeración urbana ubicada en un valle con muy mala ventilación y, por ende, muy mala calidad del aire. Las concentracio- nes de partículas que resulta de la combustión de los autos, motos y buses es alta. Las mediciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS/ WHO, 2017) que comparan las partículas PM10 y las más finas, PM2,5 muestran altos índices. Las partículas PM2,5, en suspensión, de menos de 2,5 micrómetros (100 veces más delgadas que un ca- bello humano) son las mejores indicadoras de la calidad del aire ya que son las más peligrosas para la salud porque penetran elementos como sulfato, nitrato o carbón en el sistema cardiovascular o en los pulmones. Varias ciudades chilenas están sometidas a una elevada contaminación ambiental, ruidos moles- tos, saturación de lagos, turbiedad del agua e in- cluso presencia de metales pesados en las perso- nas por sobre el rango normal. Son los problemas que tienen que lidiar día a día miles de chilenos que viven en comunas saturadas, zonas de sacrifi- cio ambiental o en estado de alerta por la conta- minación como Concón, Quintero, Puchuncaví, Til Til, Coronel, Pucón y Villarrica. Aunque se controla la contaminación del aire en Santiago no es verdad que ocurra lo mismo en otras ciudades chilenas identificadas por la OMS en la lista de las 20 ciudades más contaminadas de América. Se ha 12