Cuadernillo Kinetoscopio 2014 - I | Page 6

Esbozo biográfico de un actor que dejó inconclusa su vida y su carrera. Crónica de la muerte y las muchas vidas de Philip Seymour Hoffman. Philip Seymour Hoffman: La materia oscura Por Almudena Muñoz P. Madrid, España Cuando el artista, sea este caso un actor, muere, y con más razón si lo hace de forma impensable, estúpida o prematura (puesto que toda muerte es, a su manera, imprevista), el obituario adquiere unas formas que no le corresponden por completo; una suerte de 6 semblanza muy similar a los resúmenes que podrían haberse redactado en vida, a colación de un nuevo estreno, de un premio o de una fecha destacada. El artículo no deja de ser, todavía, una pieza viviente, cargada de una impe dimenta fresca y locuaz, como los objetos tem- plados en la casa del fallecido y las cartas que asoman de su buzón. Compendiar el final resulta tan ridículo como el final mismo. En ese instante, las plumas y las voces se lanzan prestos al vitoreo, al cariño y a la adjudicación de frases, filosofías y sentimientos que quizá guardan mayor relación con quien escribe que con quien muere, y es por eso que no habrá nunca nadie más querido, ni actor más ensalzado, que el que ya ha muerto. Sin embargo, Philip Seymour Hoffmann no murió tan joven como las leyendas favoritas de Hollywood, ni tampoco tan libre de demonios internos como los intérpretes a quienes sobreviene, sin aviso, un rayo fulminante. Hoffmann había hecho de su carrera una demostración del tormento que, de un día par H