Cuadernillo Kinetoscopio 2014 - I | Page 30

por muy malas que estén las cosas, la muerte siempre será nuestro alivio definitivo, pues no es hasta que Lenny muere en un geriátrico público de Buffalo en medio del invierno, que las cosas para los Savages empiezan a cambiar a su favor. Pero más allá de eso está su reparto sencillamente perfecto, equilibrado y armónico con el paisaje adusto en el que se desenvuelve. Es entonces cuando debemos hablar del hombre salvaje, Jon Savage o Philip Seymour Hoffman, como se quiera ver, porque ambos son el mismo. El personaje de Jon es uno de los tantos en los que vemos la característica, a modo personal, más representativa del talento que ostentó Hoffman. Un hombre que era capaz de proyectar la aflicción como ninguno, en su particular transición del abatimiento a la cólera. Si bien es plausible toda su carrera actoral, incluso esa valiente contribución a la grotesca Mi novia Polly (Along Came Polly, 2004), que no fue otra cosa que una muestra de su capacidad polifacética, la firma del actor estadounidense se encuentra en aquellos filmes, en los que aparece sonrojado hasta la coronilla, enviando al mundo al diablo entre maldiciones e improperios a viva voz. Antes de que el diablo sepa que has muerto (Before the Devil Knows You’re Dead, 2007) o The Master (2012), son algunos de los ejemplos más intensos, pero es en películas como la excelente y enormemente subvalorada A Late Quartet (2012), o la metadiegética y experimental Synecdoche, New York (2008), que nos encontramos nuevamente frente a la naturaleza de un héroe como Jon Savage, el artista malinterpretado, sensible, de alguna manera victorioso y aún así violento en su desdicha. A Philip Seymour Hoffman se le podrá recordar por un sinnúmero de personajes, algunos más afamados que otros por el azar, la subjetividad y parcialidad de los premios y la crítica, y aunque todos fueron sobresalientes por muchas razones, una marca indeleble en la memoria de los que reconocimos en él a un gran actor, será su vociferación a la dificultad y su protesta ante la desgracia. The Savages, más que otra película de Hoffman, es una invitación a disfrutar, una vez más, cualidades que tristemente no se volverán a ver en el otrora hombre salvaje. 30 Synecdoche, New York -de Charlie Kaufman La ilusión de estar muerto Por Diego Agudelo Gómez Medellín, Colombia Cuando Philip Seymour Hoffman murió en febrero de este año, lamenté, como medio mundo, su deceso prematuro y pensé, como el otro medio mundo, en cuántas películas quedarán incompletas solo porque no tendrán entre su elenco a este hombre al que los medios llamaron “actor total” como si en esas dos palabras pudieran abreviar su endiablado talento. Ya sé que es inútil el ejercicio de imaginar ese universo paralelo en el que Philip no murió y sigue teniendo por delante dos o tres estrenos por año, sin embargo, me atrevo a decir que fuimos miles los que intentamos dilucidar esa realidad alternativa pero ¿cuántos de nosotros puede mostrar si quiera una minúscula porción de ese mundo en el que Philip Seymour Hoffman sigue vivo? Creo que solo una persona lo ha logrado y lo hizo anticipándose un par de años a esta tragedia. Lo digo porque después de ver por tercera vez Synecdoche, New York, la película escrita y dirigida por Charlie Kaufman en 2008, sentí 31