De repente, después del preludio de gran actuación que hace
Joaquin Phoenix con su papel
de Freddie Quell, aparece para
apabullarnos el maestro del
título, Lancaster Dodd, con un
abanico de escenas en las que
prácticamente recorre cualquier
emoción del espectro humano
y en las que tiene una cámara
a su disposición que le brinda
al actor el tiempo y la distancia
necesarias para su lucimiento.
Lo que vemos es, finalmente,
una historia de amor que se
consuma entre un actor y un
director.
Todos los medios que cubrieron
el funeral de Philip Seymour
Hoffman resaltan la profunda emoción que causó en los
asistentes el discurso de Paul
Thomas Anderson. Un amor y
una amistad como esa, capaces
de crear algo cercano a una relación perfecta, no se merecían
nada menos.
El muy dificil arte
de ser mejor persona
Philip Seymour Hoffman solo realizó una película
como director. He aquí la historia de su ópera prima.
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